Sevilla, capital de la ojana, idónea para el congreso del PP
El gallego Feijóo percibirá como nunca que aquí hay más tiraboleiros que en Santiago de Compostela
No tenemos remedio, pero seguimos en este mundo. Un meteorito acabó con los dinosaurios, pero nada ha logrado acabar con el ser humano. Nos siguen en fortaleza las excelentísimas Diputaciones Provinciales, pese a todas las corruptelas y mangancias. Somos transparentes, somos como niños que esconden bombones en el puño cerrado con la convicción de que el adulto no se da cuenta. Estos días asistimos a un espectáculo pueril, estúpido e irrisorio en las filas del PP, como en su día lo contemplamos en las del PSOE con ocasión de aquel congreso en que éramos de Carme Chacón y de pronto nos volvimos de Rubalcaba, en aquellos días –también en Sevilla– en que los mismos “compañeros” llegaron a fotografiarse detrás de una pancarta y a las cuarenta y ocho horas detrás de la otra.
Si nuestros políticos de primera fila generan desconfianza por muchos motivos, los cargos medios y las bases parecen no tener dignidad y mucho menos capacidad para el sonrojo. Hace poco tiempo llamamos la atención sobre la cantidad de sevillanos que habían difundido su fotografía portando al Gran Poder y su retrato junto a Curro Romero. ¡Todo el mundo a exhibir plaza privilegiada en las andas del Señor y compadreo con un torero de prestigio auténtico! Qué hartura, qué poca originalidad, qué muestra de gregarismo y borreguismo. Qué previsibles y, por tanto, aburridos.
Hay estos días quienes buscan en la papelera de reciclaje del escritorio del ordenador aquella foto con Alberto Núnez Feijóo en aquella noche que andaba solo por Sevilla con ocasión de la convención que celebró el partido en el Hotel Renacimiento. Todo el mundo saca la foto con el gallego y retira la que tenía con Casado, como en los despachos oficiales se quitó la de Franco y se puso la del Rey. Qué difícil es quedarse en el sitio de uno de forma natural y hacerlo por puro convencimiento. La integridad en política es una materia de alquiler, nunca se adquiere en propiedad. Y la memoria sólo existe para los ajustes de cuentas.
Nos queda un mes de verdadera matraca con las fotos de Feijóo, preferentemente con el brazo sobre el hombro del gallego, de aguantar a gente que se cree listísima y considera tontos a los lectores, de sublimar el papel de la ciudad en el relevo de la presidencia nacional del partido. Sevilla es la elegida porque las próximas elecciones son en Andalucía, hay buena conexión de AVE y sólo había dos posibilidades más: Madrid y Valencia.
Madrid como marca para el PP está quemada. Y en Valencia ya fue aquel congreso en que Rajoy renovó el cargo frente a Esperanza Aguirre gracias a la ayuda del andaluz Arenas. No crea algún tontucio que Sevilla ha sido escogida por otros motivos, porque la maquinaria de propaganda al respecto es un insulto a la inteligencia. Aquí el personal te vende que está en el comité organizador de un congreso como si le hubieran dado la estrella de Hollywood, te cuenta que forma parte de la junta directiva nacional como si hubiera ingresado en la Real Maestranza de Ronda, o de pronto llaman públicamente “Alberto” a secas al presidente gallego.
Al final hay que quedarse con el periodista y todavía diputado Pablo Montesinos, al que no tengo el gusto ni el disgusto de conocer más allá de breves saludos. Al menos se puede concluir que quien es leal con un amigo con ese criterio tan firme y claro lo puede llegar a ser con otro. Habrá a quien le parezca su actitud absurdamente caballeresca, pues en esta sociedad prima la cultura del aguantar en el machito a costa de lo que sea, pero el ejemplo de Montesinos sobresale en una fuerte marejada de náufragos y falsos ganadores que buscan cualquier tronco al que agarrarse para flotar y salvar los muebles de su miseria. En el fondo perdonamos a los traidores y advenedizos porque tenemos interiorizado que el leal es tonto y el que culebrea es el listo. Quizás lo peor de todo es que ahora vemos en las redes sociales todo cuanto antes intuíamos o sólo sabíamos por charlas de café. Esta política de baja estofa se nos aparece como un cochino abierto en canal, con la diferencia de que todo es aprovechable en el marrano, pero nada lo es de las marranadas que contemplamos.
Fíjense cómo de pronto se han reducido las fotos junto a Ayuso porque se presiente una próxima imputación, una caída lenta de la diosa de la Puerta del Sol. Su discurso en la junta directiva nacional resultó inoportuno y agreste. Enfrió el ambiente todavía más. Por eso la mayoría salió corriendo a la búsqueda del coche oficial oficial o del taxi para evitar cualquier corrillo indebido.
Nos queda un mes insufrible de fotos con Feijóo y de mensajes huecos en su apoyo. Aquí todo tonto pronuncia su particular discurso de Nochebuena en auxilio del vencedor. No sabe el futuro presidente que donde hay más tiraboleiros no es en Santiago, sino en esta Sevilla, capital de la ojana, experta en echarle humo al ganador y condenar con el frío al perdedor. En el fondo no había mejor ciudad que la nuestra para un congreso como éste. Aquí manejamos muy bien los incensarios. Y a partir de ahora nadie, absolutamente nadie, se equivocará con la tilde del segundo apellido de “Alberto”. Já.
11 Comentarios