La Caja Negra

Los mudos y otros fenómenos extraños en el congreso del PP

  • Queda orillado el ex presidente Hernández Mancha y sin minutos de cortesía la presidenta provincial y el candidato a la Alcaldía

Virginia Pérez, Antonio Hernández Mancha y José Luis Sanz

Virginia Pérez, Antonio Hernández Mancha y José Luis Sanz / M. G. (Sevilla)

Han dejado fuera del orden de las intervenciones a Antonio Hernández Mancha, presidente del partido en Andalucía durante siete años y presidente nacional entre 1987 y 1989, el de la muy fallida moción de censura contra Felipe González, el que sí estuvo al inicio del mandato del presidente Moreno junto a los anteriores presidentes regionales y en último congreso celebrado en Granada. Pero esta vez no lo han invitado. Ni siquiera ha tenido el suficiente peso que la cita sea en Andalucía. Ya lo dice Rajoy en privado ahora que está más relajado que nunca: “Joder, los partidos...”. Chichichí, presidente. Hernández Mancha no existe. Bofetada a aquella animosa Alianza Popular, precedente inmediato precisamente de la refundación de la formación como Partido Popular... en Sevilla. Pero nada, ni por una causa ni por la otra se han acordado de don Antonio. Qué raro todo. Sólo de Rajoy y del hombre del anuncio de Linimento Sloan, el divo Aznar. Cosas veredes. ¿Pues no quisieron quitar a Arenas de presidente de honor del PP andaluz días antes del congreso regional? Menos mal que alguien se dio cuenta... Y se enmendó el error. Se paró la maldad. El PP andaluz es Arenas... o sencillamente no es. Al menos, de momento.

Más cosas extrañas en estas vísperas del congreso. Hernández Mancha, todo un ex presidente nacional, no es el único que forma en la cofradía de los mudos. En los congresos siempre se le deja al presidente provincial anfitrión que realice un saludo de cortesía, un par de minutos de gloria. Un detalle. No tiene mayor importancia. En esta ocasión no hay saludo. Piensen mal... y acertarán. A Virginia Pérez no le van a perdonar jamás haberle ganado el congreso provincial al candidato promovido por el mismísimo presidente de la Junta de Andalucía. En política no hay memoria justa, sino notas marginales que son las cargas del rencor. El problema es la facilidad con la que algunos se retratan por una minucia. Quisieron borrar a Arenas de forma absurda y silenciosa, quieren orillar del protocolo a la única mujer que preside una estructura provincial del partido en Andalucía (¡que hay ocho, oiga!) y borran al pobre de Hernández Mancha, orgullo diputado autonómico por Córdoba en aquellos de los informativos de TeleSur.

No se vayan todavía porque aún hay más. Y esto todavía no ha empezado. Otro al que dejan fuera del escenario es al candidato a la Alcaldía de Sevilla. Hubiera sido un detalle dejarle un par de minutos para su promoción en un acto de estas características con decenas de periodistas acreditados de toda España. Se supone que el PP está deseando recuperar la Alcaldía de la capital de Andalucía. De acuerdo en que José Luis Sanz no ha sido proclamado oficialmente, pero sí ha sido literalmente placeado como candidato desde que Moreno se lo llevó de cervezas con citación previa de los fotógrafos. De nuevo se puede decir lo de Rajoy. “¡Joder, los partidos...!” A la cúpula del PP andaluz se le sigue atragantando Sevilla. No lo disimula, aunque más le vale no provocar conflictos a pocos meses de unas elecciones.

Hay mudos, mudísimos. Y hay muertos políticos que hablarán en su funeral, como es el caso de Pablo Casado. El propio Moreno sabe algo de esto. El malagueño contempló cómo organizaban de forma simultánea su funeral político en la sede regional de la calle San Fernando y en Génova. Lo daban por amortizado en las elecciones regionales de 2018, pero la carambola salió aquella noche de silencios gélidos en la calle San Vicente. Los planes de Génova para derrocar a Moreno se quedaron en el cajón. Juanma, presidente. Susana Díaz, a la oposición. Moreno vio cómo se gestaba todo... Y se acuerda. Si algo ha demostrado es que tiene perfil institucional y capacidad de sufrimiento. Resiliencia diría el tipo del márquetin que pernocta en la Moncloa.

Moreno oirá mañana a Pablo Casado intervenir en su propio funeral político. Qué cosas pasan. ¡Hay muertos en política que resucitan y hay quienes hablan estupendamente que enmudecen! El presidente Aznar padece un Covid que puede dejarle sin venir a Sevilla, la plaza donde oyó el famoso “ni tutelas ni tutías” de don Manuel Fraga. Aznar se hará una prueba de última hora, como los costaleros y cargadores, y ya veremos si viene a las exequias políticas de su protegido... De una u otra forma estará. Hay jarrones chinos que siempre encuentran la vitrina adecuada.

Arenas y Feijóo, una relación de décadas. Arenas y Feijóo, una  relación de décadas.

Arenas y Feijóo, una relación de décadas. / M. G. (Sevilla)

Del factótum del centro-derecha andaluz se sabe poco. Arenas sigue de senador, es de suponer que estará feliz con la llegada de Feijóo a la presidencia nacional. Se entienden la mar de bien desde hace años. El andaluz nunca descartó a Feijóo para el máximo cargo del partido. Arenas logró mantenerse en la Cámara Alta en los momentos más delicados de su relación con el equipo de Casado, que nunca olvidó su apoyó en las primeras a Soraya Sáenz de Santamaría. Pero Javié se adaptó, negoció con Pablo y Teodoro la mañana posterior a la entrega de los Goya en Sevilla y se mantuvo en el escaño. Ahora está llamado a ser uno de los interlocutores principales de Feijóo para tomarle el pulso a Andalucía. Hace tiempo que Arenas no puja por ciertos puestos, pero sí por colocar en ellos a su gente. Atentos a esta segunda parte. Tiene sus cuotas en el Gobierno andaluz (Antonio Sanz en Presidencia y la Consejería de Cultura al completo) y es seguro que la tendrá en la nueva ejecutiva nacional. La lista de partidarios de Javié sigue siendo larga. El rey siempre tiene alfiles que saben moverse.

Otra de las cosas raras, muy raras, de este congreso es que se haya excluido a los presidentes del partido del plenario. ¡Pero si la sala es enorme! ¿Problemas de espacio en Fibes? La carta de Juan Carlos Vera, secretario de la comisión organizadora del congreso, resulta un tanto irrisoria. Las limitaciones impuestas se justifican en la “gran ilusión y expectación que se ha generado entre los militantes”. Pero suena raro que se dejen fuera a todos los presidentes provinciales y otros altos cargos. Los presidentes autonómicos, por ejemplo, pueden acceder al plenario pero sin miembros de su gabinete. Es evidente que los partidos se saltan sus propias liturgias a conveniencia.

El murciano colabora

Y, por cierto, ¿cuándo nos hemos enterado de la persona que ocupará la secretaría general cuarenta y ocho horas antes de la votación del presidente? Nunca. Es insólito. Dicen que Feijóo estaba hartito de presiones. Por el cargo han debido moverse demasiada gente. Y el gallego ha tirado por la calle de en medio: un tuit proclamando a Cuca Gamarra y se acabó lo que se daba. La ex alcaldesa de Logroño jugó en el bando de Soraya en aquellas primarias que cargó el diablo. Después se adaptó sin problemas al casadismo cuando Cayetana Álvarez de Toledo fue fulminada como portavoz del Congreso una tarde de verano. ¡Y ahora está en la cúspide del equipo de Feijóo! Y algunos todavía no se enteran de que en política no hay nada definitivo. Ni los que parece que ganan han ganado, ni los que parece que pierden... han sido derrotados. Todo depende de las circunstancias. Feijóo se asegura con Gamarra una interlocución fluida con todos los sectores del partido, incluso con Teodoro García Egea, el ex secretario general. El murciano, por cierto, está en buena disposición con el nuevo equipo, con una actitud mucho más positiva que Casado, que se empeñó hasta última hora en continuar en el puesto, está alargando su agonía política y tratando quizás de emerger como mártir. Casado no ayuda a que los trámites sean más fáciles. O eso dicen. Y Teo tiene claro que es joven, muy joven, y que la vida es larga y redonda, como dice los argentinos. Todos nos volvemos a encontrar más pronto que tarde. Lo importantes es no dejar de ser un caballito en el tiovivo.

La fuerza de Bendodo

Elías Bendodo suena con fuerza como el andaluz de mayor peso en Génova. Hay tres posibles puestos que le permitirían compatibilizar el cargo de consejero de Presidencia con la nueva responsabilidad orgánica: una vicesecretaría general o la presidencia de uno de los dos principales comités, el electoral o el de derechos y garantías. La vicesecretaría le concede asiento en los maitines de los lunes, los otros dos puestos no necesariamente, pero todo es cambiar los criterios del cónclave. Las dispensas no son una exclusiva de los gobiernos eclesiásticos. Bendodo ha aprendido de Arenas, sabe que hay que aprovechar las oportunidades, subirse a los trenes que puede que no pasen por segunda vez y no perder el puesto de gobierno. Lo que tenga que venir ha de ser sin dejar las altas responsabilidades en la Junta de Andalucía. De hecho en su carrera no ha hecho otra cosa que gobernar, ya sea en el Ayuntamiento de Málaga, en la Diputación Provincial como presidente o desde hace más de tres años en el gobierno autonómico, donde tiene felizmente fagocitado al vicepresidente Juan Marín. Distinto es cuando llegue la hora de volar más alto... Pero esa coyuntura de momento no ha llegado. Fue el extremeño Rodríguez Ibarra el que dijo en una ocasión que toda alianza puede irse al garete en política desde que Felipe y Guerra rompieron.

Con Cuca Gamarra consagrada a la secretaría general en Génova, la portavocía del Congreso de los Diputados queda libre. Y para el puesto suena con fuerza otro andaluz: el granadino Carlos Rojas, que ya fue portavoz del Grupo Popular en el Parlamento de Andalucía cuando todavía estaba dirigido por Javier Arenas.