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Simone Vallerotonda | Laudista

Los cuatro temperamentos del laúd

  • El sello Arcana publica el último trabajo del laudista Simone Vallerotonda, un recorrido por música francesa de los siglos XVII y XVIII

Simone Vallerotonda (Roma, 1983)

Simone Vallerotonda (Roma, 1983) / Mateo Casilli

Fundador del conjunto I Bassifondi y colaborador como continuista de numerosos grupos barrocos italianos, Simone Vallerotonda (Roma, 1983) también está haciendo una importante carrera como solista, en calidad de lo cual acaba de publicar su tercer disco con el sello Arcana.

–¿Por qué el título de Meditación?

Méditation porque esta música, más que ninguna otra, invita al intérprete a utilizar los sonidos como ondas sobre las que meditar e implicar al máximo la mente y el cuerpo.

–Relaciona la teoría de los humores hipocráticos con las estaciones y las tonalidades. ¿Puede explicar la elección del repertorio desde esta perspectiva?

–La teoría de los cuatro humores, que desde Hipócrates hasta finales del siglo XIX sirvió para enmarcar las características del alma humana, no es sólo una esquematización de las principales facetas internas del hombre, sino que, en círculos cada vez más amplios, abarca las cuatro estaciones, los cuatro elementos, las cuatro fases de la vida, los cuatro órganos principales del cuerpo... A menudo, la música francesa está vinculada a uno de estos elementos también en el título, como en el caso de la pista 5 [La Mélancolique de Charles Mouton]. He pensado así reunir en cuatro suites las distintas piezas, según las características dictadas por cada estado de ánimo.

–¿Cómo se relaciona este repertorio con los affetti italianos o las seis pasiones fundamentales del alma de las que hablaba Descartes?

–Según Descartes, las pasiones no son más que los efectos del cuerpo sobre el alma. El cuerpo se configura como el lugar del calor y el movimiento, mientras que el alma se entiende como el ámbito de los pensamientos. De las pasiones originales y primitivas, es decir el asombro, el amor/odio, la alegría/tristeza, el deseo, derivan todas las demás pasiones. El equivalente en música, los afectos, están bien descritos en las cuatro suites, también gracias a las tonalidades que las contienen. A través de su lenguaje realizado por imágenes descritas con pocos sonidos, los laudistas franceses son capaces de pintar muy profundamente cada pasión.

–¿Qué tiene de especial esta música de los laudistas franceses del XVII?

–Los laudistas franceses del '600 representaban una especie de círculo iniciático, cuyos secretos y formas de tocar eran celosamente preservados y transmitidos de maestro a alumno. No es casualidad que fueran imitados por los clavecinistas en muchos aspectos de interpretación y forma compositiva. Sin duda influyeron en sus contemporáneos con su música indudablemente fascinante.

Méditation - Simone Vallerotonda Méditation - Simone Vallerotonda

Méditation - Simone Vallerotonda

–¿Es una música sólo para exquisitos o puede llegar a audiencias más amplias?

–Definitivamente es una música que lleva al oyente a un viaje interior. Una música muy delicada pero de gran fuerza y profundidad, y esto lo tenían muy claro los laudistas de la época, capaces de hechizar a sus oyentes con unas pocas notas.

–¿Por qué incluye también piezas de Rameau y termina, a manera de colofón, con una de las más conocidas obra clavecinísticas de todo el repertorio barroco francés? ¿Es fácilmente adaptable esta música al laúd?

–Creo que Rameau representa el punto de unión  entre el mundo del XVII (Grand Siècle podríamos decir también) de Lully y los avances musicales del pleno siglo XVIII.  Rameau es sin duda el músico más involucrado en las distintas querelles del siglo, que tuvo estrechas relaciones con los filósofos y que supo transmitir el mundo antiguo a las nuevas invenciones de su tiempo. Estas dos transcripciones, que son estreno mundial, suponen un homenaje a su conocimiento musical y cultural.

–No es su primer álbum de música francesa, pero sí el primero con un laúd de 13 órdenes. ¿Qué papel juega en su actividad habitual este instrumento?

–El laúd barroco es ciertamente un instrumento en sí mismo, por varias razones: la afinación abierta en re menor, su número de cuerdas, sus medidas. Es el único instrumento que un laudista necesita para tocar con disciplina: no se puede tomar en la mano sobre la marcha y tocar. Requiere una investigación sólida, mucho estudio y una práctica  específica. Es un instrumento al que siempre he estado apegado, el primer instrumento que escuché en el campo de la música antigua, cuando todavía tocaba la guitarra clásica, y ahora por fin he tenido la oportunidad de dedicarme a fondo a penetrar en sus secretos.

–Trabaja habitualmente como continuista de muchos grupos, ¿qué diferencia hay con su trabajo como solista?

–La actividad del bajo continuo sigue siendo siempre una ventana abierta en mi carrera laudística y sin duda, a través de las miles de colaboraciones con orquestas y muchos grupos, con el tiempo he tenido la suerte de poder seleccionar colaboraciones y perfeccionarlas con los mejores solistas y músicos, ¡dejando de lado esas orquestas donde solo importa disparar bordones para aparecer!

–¿Ha podido presentar este repertorio en concierto? ¿Hay suficiente espacio en los festivales y programaciones europeos para recitales de laúd solista?

–Estamos en proceso de empezar a tocarlo en varios festivales. Actualmente, desde que se lanzó el álbum en enero, y recién salidos de la pandemia, aún no he tenido la oportunidad de tocarlo en público. ¡Pronto sucederá!

–¿Cuáles son sus proyectos inmediatos como solista?

–El actual proyecto de Méditation me llevará por todo el mundo,  por lo que estoy ligado a él , sin dejar de lado los otros programas de recitales en solitario que me han solicitado. Actualmente he retomado la idea de grabar un nuevo disco con mi trío I Bassifondi... pero esta es otra historia.

MÉDITATION EN SPOTIFY

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