Motor, neumáticos, frenos, aire acondicionado, compresor...Muchas son las partes del coche a las que debemos prestar especial atención durante estas fechas en los que los desplazamientos en las carreteras han aumentado ostensiblemente, dando sus últimos coletazos de vacaciones y retornando a la rutina o iniciando un viaje mucho más apasionante que la preparación de la vuelta al cole. Y muchas las piezas que pueden amargarte la existencia si no le prestas la adecuada dedicación.

Porque ¿Cuántas piezas tiene un coche? Esta reflexión en voz alta que muchos hemos podido hacernos cuando algo nos ha fallado al volante y desde el taller nos dan explicaciones alejadas de nuestro conocimiento nos conduce a la realidad de que cuando te sientas en un coche y lo pones en marcha, son miles de piezas las que son responsables de todo ese proceso. Tantas como 90.000 en algunos casos.

El vehículo es un gran puzle al que los pies y las manos de los humanos terminan de darle funcionamiento (y ya en ocasiones ni eso), pero esconde un funcionamiento complejo que se trabaja, y mucho, detrás de cada taller de montaje en el que se funden miles y miles de tornillos, tuercas y arandelas.

Del Ford T a los Fórmula 1

Dos Fórmula Uno, en plena carrera

Sin duda alguna, a pesar de que en el fondo pueda tener la misma base, poco se asemeja ya el primer coche fabricado en cadena, el Ford T, con sus poco más de cuarenta piezas mal contadas, y el vehículo que menos piezas puede llevar en la actualidad, que, paradojas de la vida, puede que sea a la postre el más sofisticado en términos tecnológicos: el Fórmula 1. El Ferrari de Carlos Sainz o el próximo Aston Martin de Alonso pueden llevar alrededor de 60.000 piezas, mientras que los coches de serie normales que nos compramos en los concesionarios suelen contar con entre 70.000 y 90.000.

Si bien antes hemos apuntado que el fallo de una de estas miles de piezas puede dar al traste con todo el trabajo de la cadena de engranaje, la realidad es que se distinguen entre dos tipos de piezas. Todas las piezas son importantes, pero unas más que otras.

Hay piezas imprescindibles (las que van en la zona de motor, que pueden alcanzar el medio millar, y las que están implicadas en el funcionamiento directo del vehículo) y piezas adicionales o complementarias, que sirven para dotar de mayor comodidad al coche o prestar autenticas necesidades del mundo moderno, como el aire acondicionado o el correcto funcionamiento de los eleva lunas eléctricos.