Historia

Alexander Fleming estuvo aquí

  • El librero Carlos Boza encuentra en un volumen el autógrafo del descubridor de la penicilina, recuerdo de la visita que realizó el doctor británico a Sevilla y Córdoba en 1948

El autógrafo de Alexander Fleming.

El autógrafo de Alexander Fleming. / D. S.

A menudo, un libro antiguo habla más allá del texto impreso, y algún apunte de su propietario revela el momento en que fue adquirido, las circunstancias en que ese volumen se leyó. Las estanterías de una biblioteca, su bosque de páginas, encierran no sólo las vivencias de los personajes de las novelas, la reflexión de sus autores: a veces la caligrafía temblorosa de una estilográfica deja constancia de un viaje de novios o la residencia en otra ciudad por estudios, como una dedicatoria afectuosa inmortaliza una amistad que tal vez fue efímera. Pasado su tiempo, los mensajes secretos de ese ejemplar, rematados por una fecha y una firma, aguardarán en el limbo a que algún investigador o algún curioso los rescate.

Carlos Boza, especialista en libros antiguos y raros que a lo largo de su carrera ha dado con primeras ediciones de Julio Verne, García Lorca o Rosalía de Castro, ha encontrado ahora otra joya para coleccionistas, un manual de veterinaria que recuerda la visita que Alexander Fleming, el descubridor de la penicilina, hizo a Sevilla y Córdoba en junio de 1948 –del 7 al 9– y que incluye un autógrafo del médico y científico, ganador del Premio Nobel.

Carlos Boza con el ejemplar del libro. Carlos Boza con el ejemplar del libro.

Carlos Boza con el ejemplar del libro. / D. S.

Fleming fue recibido en el sur con el rango de estrella gracias a su hallazgo: la penicilina se utilizaba en los ambulatorios de la Seguridad Social y, como contaba Nicolás Salas, los bares se adornaron en esos días con fotos del insigne visitante, y una multitud agradecida lo vitoreaba en aquellos escenarios que recorría. El Alcázar, el Hospital de la Caridad o el Parque de María Luisa, en Sevilla; el Puente Romano, la Mezquita o el Museo Romero de Torres, en Córdoba. Las crónicas describen el asombro del invitado "al encontrarse a todo un pueblo entusiasmado que le aclamaba por las calles", escribía Jorge Pedreña en El doctor Fleming en España. "Él, hombre de laboratorio, de silencioso apartamiento, de constante laborar en su retiro, no concebía que su tarea hubiera llegado al corazón de lo popular".

Carlos Boza, que ha descubierto también una colección de inéditos de Francisco Muñoz y Pabón y "un raro manuscrito de la fiesta celebrada por el Colegio de Santo Tomás de Sevilla por la exaltación al trono de Fernando VI en 1747", sostiene que el volumen encontrado ahora pertenecía a un estudiante de Veterinaria de Córdoba. El hallazgo le ha brindado al estudioso un puzle que todavía está componiendo: en la portada del ejemplar, apunta el investigador, "encontramos la siguiente anotación ‘Esta tarde Fleming estuvo en la Facultad. M. L. D-A. 9-VI-[19]48". En las guardas finales, con la misma letra y tinta, otra pista: ‘Acabo cuarto curso.- Francisco anda por Coruña.- Con Fleming vinieron los tíos María y Eloy, Adolfo Caro y Sra."

Una de las anotaciones del libro. Una de las anotaciones del libro.

Una de las anotaciones del libro. / D. S.

Boza localizó en la Guía-Anuario de Sevilla y su Provincia para 1953 quién era ‘Adolfo Caro’, "que es sin lugar a dudas el doctor D. Adolfo Caro Villegas, médico sevillano que tenía domicilio en calle Alfonso XII. Y más importante aún, buscando a los médicos de nombre ‘Eloy’ en la misma guía, sólo localizamos dos. Por tanto, ‘Tíos María y Eloy’, corresponden a D. Eloy Domínguez Rodiño (1890-1962) y su mujer Dña. María Domínguez-Adame", prosigue. Domínguez Rodiño era presidente de la Real Academia de Medicina en el momento de la visita del doctor Fleming a Sevilla, "y desde esta Real Academia se dio un importante homenaje al ilustre doctor escocés. Por tanto", reflexiona Boza en sus pesquisas, "no sería descartable que D. Eloy Domínguez Rodiño, como presidente de la Real Academia de Medicina de Sevilla, acompañara al doctor Fleming en su visita a Córdoba".

La fecha de 9 de junio de 1948 coincide con la visita a Córdoba, procedente de Sevilla, del doctor Fleming. "Córdoba tenía y tiene una muy prestigiosa facultad de veterinaria. La indicación ‘Acabo cuarto curso’, indica que el libro era de un estudiante; y por temática, Historia de la veterinaria española, concretamente de veterinaria", analiza Boza. La frase ‘vinieron los tíos María y Eloy, Adolfo Caro y Sra’ explicaría que "el estudiante de veterinaria que orgullosamente pegó el autógrafo del doctor Fleming en su manual era un sobrino político de Domínguez Rodiño", argumenta el especialista.

Fleming en el Alcázar de Sevilla. Fleming en el Alcázar de Sevilla.

Fleming en el Alcázar de Sevilla. / D. S.

"Eso explicaría qué hace un autógrafo de un Premio Nobel de Medicina en un libro de estudiante de Veterinaria de Córdoba. Fleming no tendría demasiado tiempo para dedicar autógrafos a particulares y menos aún, a un simple y joven estudiante de veterinaria de Córdoba. Pero si el presidente de la Real Academia de Medicina lo acompañó en el tren a Córdoba, tendría la autoridad y el tiempo suficiente para pedirle un autógrafo para un familiar, en este caso un sobrino, que debió pegarlo en su libro más preciado, o, cuestiones de azar, quizás el que tuviera a mano aquel día, para no perder la reliquia de este santo laico", concluye en sus indagaciones Boza, cuyo catálogo (BozaBarrionuevo) se puede consultar en Todocolección.

Todavía, no obstante, falta una pieza importante para completar el rompecabezas. "¿Quién era este estudiante de veterinaria en Córdoba, sobrino de Dña. María Domínguez-Adame y D. Eloy Domínguez Rodiño?", se pregunta Boza, que sabe que su búsqueda de libros raros y su interés por documentos, fotografías y otras artes del papel "depende mucho del azar. En este trabajo inviertes muchas horas sin tener nada garantizado", sopesa el investigador. "Te levantas un día muy temprano, vas a un mercadillo a las siete de mañana, y hay días en que encuentras maravillas y otros en que no encuentras nada. Lo que ayuda es el ojo que vas desarrollando después de ver miles de libros, hasta identificar uno interesante. Libros comunes hay muchos, pero que tengan algo especial hay muy pocos". Ahora, uno de ellos, en cuyos márgenes se recuerda el caluroso paso del doctor Fleming por el sur, ha dejado el limbo para volver a la vida.

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