Crítica 'Segundo origen'

Apocalipsis leridano

Segundo origen. Ciencia-ficción, España, 2015, 102 min. Dirección: Carles Porta. Guión: Marcel Barrena, Carmen Chaves, Bigas Luna, Carles Porta, David Victori. Fotografía: Albert Pascual. Intérpretes: Rachel Hurd-Wood, Andrés Batista, Sergi López. 

Esto hay que contarlo para que lo crean a uno. El fin del mundo se anuncia con destellos en el cielo y entra en España por la provincia de Lérida. Allí se libran milagrosamente de la extinción una inglesa pelirroja y un niño negro seguidor del Barça. El resto es muerte, fuego y desolación.

Nuestros nuevos Adán y Eva luchan por la supervivencia sin más compañía que la del otro, viajan a Barcelona en tractor, atraviesan autopistas y avenidas, el Camp Nou destruido, la plaza de Catalunya repleta de grietas y socavones. El roce hará el cariño, pasarán los años, el niño se convertirá en adolescente y el pecado ya no lo será tanto: la procreación es el camino de futuro, la salvación de la especie, hasta que aparece un náufrago en la playa... Y hasta aquí puedo leer.

El cine español navega sin complejos y se apunta a la ciencia-ficción apocalíptica con o sin presupuesto: Los últimos días, Fin, Ayer no termina nunca, Sueñan los androides, Extinción, ésta. Pero Carles Porta no es Tarkovski, de manera que es imposible ver o leer su película en clave metafórica o poética alguna. La literalidad de un guión ridículo (firmado a diez manos), basado en la novela de Manuel de Pedrolo, torpedea el voluntarismo de los efectos visuales digitales y la literalidad de la puesta en escena para imaginar un Apocalipsis de andar por casa en el paisaje mediterráneo.

Los actores, limitadísimos, Sergi López el que más, no terminan de creerse nunca la propuesta y los bruscos giros argumentales a los que se les somete.

Sólo queda, en fin, tomárselo todo con cierto cachondeo.

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