Ciclo Grandes Intérpretes. Músicos: Branford Marsalis (saxos tenor y soprano), Joey Calderazzo (piano), Eric Revis (contrabajo), Justin Faulkner (batería). Lugar: Teatro Maestranza. Fecha: Miércoles 11 de noviembre. Aforo: Casi lleno.

Un, dos, tres, cuatro... Apuesto a que pocos salieron anoche del Teatro Maestranza sin marcar el ritmo con alguna parte del cuerpo o, al menos, sin sentir que la fogosa rítmica del cuarteto los impulsaba hacia algún lugar mejor o más alto (a un bar, por ejemplo, rodeados de amigos). Branford Marsalis y su cuarteto estuvieron allí y eso no puede dejar indeferente. Tan cierto como que la adrenalina existe y que Bird era negro. El cuarteto -que también causó honda impresión a cierto público femenino, por otras razones de índole artística- protagonizó un tour de force en el que se combinaban de manera magistral y sensible todos los registros imaginables, tal y como podemos sentirlo en su última producción, Metamorphosen, editada en su propio sello (Marsalis Music).

En el concierto nos ofrecieron buena parte del repertorio contenido en el álbum, en el que contribuyen todos los músicos con composiciones propias (en esto, como también a la hora del directo, se muestra la generosidad de Marsalis, que deja espacio a sus colegas). La principal novedad con respecto al disco es la sustitución de Jeff Tain Watts por un jovencísimo Justin Faulkner (¡18 añitos!), que no dejó títere con cabeza, sin distanciarse nunca sin embargo de ese paradigma de elegancia y garra que distingue a Marsalis y su fogueado cuarteto.

Todo comenzó -in medias res- con The Return Of The Jitney Man, tema con el que arranca el disco, y se sucedieron luego los zigzagueos monkianos, el paroxismo a lo McCoy Tyner, la balada (esa The Blossom Of Parting de Calderazzo), la apoteosis bebop (52nd Street Theme), la fuga, el solo de bajo (And Then, He Was Gone) y, tras esas pinceladas que parecen obra de Wayne Shorter (Samo), el bis: St. Louis Blues. Para quitarse el sombrero.