Clasicismo creativo
Crítica de Flamenco cine
INDÓMITA
Baile: Manuela Ríos, Rafael de Carmen. Cante: El Quini, Rubio de Pruna, Mari Vizárraga. Guitarra: Rafael Rodríguez. Percusión: José Carrasco. Lugar: Sala Cajasol. Fecha: 12 de noviembre. Aforo: Lleno.
Un espectáculo estupendo de una bailaora magnífica. Ríos puede ser frenética, visceral. Lo es la mayor parte del tiempo, como su pareja en el primer baile de la noche, Rafael de Carmen. Pero es al mismo tiempo, y en el mismo baile, capaz de unas sutilezas, de una delicadeza, de una intimidad deliciosa. El contraste entre estos dos estados de gracia, furioso o sutil, lo vemos en las cantiñas frente a la tarara, en la que apenas usó los pies. Las cantiñas muestran, como lo hizo el espectáculo al completo, que dentro del flamenco clásico, lo que se considera clásico en los últimos 50 años, se puede ser inteligente y creativo. Hizo diabluras con la bata de cola a una velocidad espeluznante. Convirtió un estilo marinero y pastueño en un frenesí desbordante. Y en la tarara fue todo brazos, todo muñecas, inventándose, además, un nuevo complemento para la danza flamenca, el collar de perlas, con el que hizo percusiones y, de nuevo, otra nueva serie de diabluras, en este caso sutiles. El baile más completo de la noche fue una soleá portentosa donde Ríos demostró que es una de las grandes bailaoras de hoy, muy completa, dominando absolutamente los aspectos rítmicos, las escobillas, y el lenguaje corporal. Se puede ser creativo, y brillante, desde una perspectiva clásica del flamenco.
Y todo, con una puesta en escena tan sencilla como efectiva a la que sólo le pongo el pero de que el artista invitado fuera el que cerrara la noche, con el número más largo de la función además. Desde luego que me encantó el baile de Rafael de Carmen pero lo que se consiguió con el martinete, ofrecer un baile enjundioso pero equilibrado en relación al resto de la función, se malogró, en cierta medida, con el baile final. El grupo, en estado de gracia, con un Carrasco desbordante y un Rodríguez sublime.
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