Festival de Cine de Sevilla | Pearl | Crítica

Esconderse en el cuerpo anabolizado

La también fisioculturista Julia Föry es Pearl en el filme de Elsa Amiel.

La también fisioculturista Julia Föry es Pearl en el filme de Elsa Amiel.

Colores saturados, luces de neón, músicas electrónicas, cámaras lentas, planos detalle, cuerpos anabolizados en bikinis de lentejuelas. Entre la fascinación y el registro, Elsa Amiel se acerca en su primer largo al aberrante universo de la competición fisioculturista para esbozar un ambiguo y sensorial retrato femenino sobre las prisiones del cuerpo, la frontera del dolor, la renuncia a la identidad y a la maternidad o el sometimiento al macho dominante, desdoblado aquí en el entrenador malote y cojo que encarna en su modo ogro habitual Peter Mullan y el ex-novio regresado con el hijo abandonado justo en las horas previas a la final del concurso por el título de Miss Heaven.

Amiel se acerca a la piel, al músculo hipertrofiado, a los poros sudorosos y fluidos de Léa Pearl (Julia Föry, sin trampa ni cartón) intentando desentrañar a pinceladas un interior sufriente y confuso, recorre los no-lugares de un hotel de convenciones buscando extraer cierta belleza posmoderna del espectáculo hortera de la monstruosidad, pero se decanta siempre por el melodrama de toma de conciencia y redención como esquema fácil para su mirada entomológica y surreal a un mundo artificial.