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Crítica de Música

Franceses en la paz vespertina

orquesta bética de cámara

Concierto de Primavera del Foro Al-Ándalus. Orquesta Bética de Cámara. Solista: Pablo Barragán, clarinete. Director: Michael Thomas. Programa: Obras de Ravel, Debussy, Fauré y Messager. Lugar: Patio de la Montería del Real Alcázar. Fecha: Martes 9 de junio. Aforo: Casi lleno.

Excelente idea tuvo en 2012 el Foro Al-Ándalus al presentarse a la sociedad con un concierto de la Orquesta Bética -reconstruida una vez más por entonces- en este final de la primavera y en un espacio tan emblemático de la Sevilla monumental como el Patio de la Montería del Alcázar. Mejor idea ha sido la de institucionalizar el acto, que cumplió así el martes su cuarta edición. Allí, en el que es posiblemente el recinto al aire libre con mejor acústica de toda la ciudad, con la fachada del Palacio del rey Don Pedro de fondo, en la paz de la brisa y la luz vespertinas, con el tañido lejano y ocasional de algún campanario y el cercano chirrido de los últimos vencejos del día, presentó Michael Thomas un programa completamente francés (propinas al margen) en el que destacó sin duda la presencia del joven clarinetista marchenero Pablo Barragán.

A sus 28 años, pero bien curtido ya en Centroeuropa, Barragán mostró un sonido homogéneo, seguro, limpio y ancho en todos los registros, y un fraseo de una sugerente plasticidad, de forma especial en la Primera rapsodia de Debussy a la que tal vez sólo le faltó un acompañamiento algo más envolvente, de una mayor sutileza en los matices. En el Solo de concurso de Messager, el interés se trasladó a la agilidad y el virtuosismo, impecables. Como propina, una sinuosa Berceuse de Fauré tocada casi a primera vista. En el resto del programa la Bética mostró un estupendo equilibrio entre secciones (Tombeau de Couperin de Ravel, de contrastes moderados y fraseo algo metronómico) y Michael Thomas, una indudable voluntad de conseguir un sonido bello y bien empastado, lo que a veces provocó cierta blandura de acentos, como en la Pavana de Fauré, por otro lado tan tierna, y un lirismo algo lánguido, como en algunos números de la también faureana Suite Dolly. Aires gitanos de Sarasate, con José Manuel Martínez de solista, y la Sevilla de Albéniz cerraron fuera de programa el recital.

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