Fuerza nueva | concierto

La tradición trastornada

  • El miércoles tendrá lugar en el Teatro Lope de Vega el concierto que la pandemia dejó pendiente como fin de la gira de 2020 de Fuerza nueva, el proyecto que une a Los Planetas con El Niño de Elche

Fuerza nueva

Fuerza nueva / Davit Ruiz

Pocos intérpretes hay en la música española actual tan controvertidos como Jota -y por extensión todos Los Planetas- y El Niño de Elche. Por eso su unión en Fuerza nueva no es el resultado de una suma, sino el producto de una multiplicación. Un proyecto iniciado en 2019, reactivado tras la pandemia, que se presentará en el Teatro Lope de Vega el miércoles (20:00 horas, de 9 a 25 euros) con un concierto en el que la música y la subversión de símbolos, el flamenco y el pop mesiánico, se darán la mano en la forma que siempre indicaba otro gran heterodoxo, como fue Morente, traicionando la tradición con una nueva traducción.

Así Fuerza nueva despoja a una serie de canciones e himnos de su significado tradicional y de la ideología a la que los intereses políticos o la propia historia los han asociado, para presentarlos en un contexto nuevo, a través de una traducción transgresora que busca provocar en la gente una reacción, no necesariamente hostil, pero lo suficientemente llamativa como para que todos se pregunten si la carga simbólica que tienen es realmente la que le otorgan.

Desde el momento en que fructificó la unión, el grupo ya se hizo notar con la elección del nombre, eligiendo el de Fuerza nueva, con n minúscula para minimizar el impacto que podría causar su similitud con la del nombre del partido político de extrema derecha que se fundó para mantener el legado de Franco tras su fallecimiento. También la iconografía empleada e incluso su sonido en bastantes ocasiones, estaba muy en línea con la que usaron bandas como Joy Division y New Order, de nombres relacionados, a su vez, con la retórica fascista, creando una paradoja entre sus connotaciones reales y la desmitificación por parte de artistas totalmente opuestos a ella.

La elección de su obra y las significativas fechas en que la iban editando también forma parte de la transgresión, lanzando en época navideña Los campanilleros, más cercano a un canto de ánimas que a un familiar villancico; el Día de Andalucía una revisión del himno de Blas Infante, en una forma mucho más cercana al canto religioso que entonaban en agradecimiento por la buena cosecha los segadores de Cantillana, de donde aquel lo recogió; el Viernes de Dolores le tocó a La saeta, arquetipo de la contradicción de que la música basada en un poema de Machado, contrario a la Semana Santa, pueda convertirse en su himno extraoficial en la ciudad que más brillantemente la celebra. El 18 de julio Una, Glande y Libre era puro sarcasmo contra el discurso de la derechita cobarde, en la Diada de Cataluña cambiaron el acento nacionalista de su himno, Els segadors, por una proclama a favor de la lucha del proletariado, convirtiéndolo en la Canción para los obreros de Seat y el Día de la Legión Española devolvieron a El novio de la muerte su significado real de charlestón erótico escuchado por Millán Astray en un teatro de Melilla. Y así, hasta publicar todas las canciones juntas en un disco publicado el Día de la Hispanidad, con una tirada de 1.492 ejemplares. Su obra más reciente es El sol, una composición que recuerda la procedencia musulmana de nuestro himno nacional.

El proyecto está muy focalizado en su aspecto político, pero no es menos interesante el musical, en el que también cambian el contexto de la canción popular, el flamenco, el indie, acercándolos a la psicodelia y el afterpunk, aunque sin salirse demasiado de las formas en las que tanto Los Planetas como El Niño de Elche venían desarrollando sus propias obras.

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