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Cultura

'El gran Gatsby' se pasea por Cannes sin desatar pasiones

  • La nueva versión a cargo de Baz Luhrmann y protagonizada por Leonardo DiCaprio y Carey Mulligan inaugura el festival galo.

La melancolía no se capta con algo de 3D y un poco de hip hop. Sin embargo, el director australiano Baz Luhrmann lo ha intentado con El gran Gatsby, la película con la que ayer arrancó el Festival de Cannes. Un significativo silencio acogió la primera proyección para periodistas y críticos, en la que no hubo aplausos aunque tampoco abucheos. Luhrmann, que ya inauguró Cannes en 2001 con Moulin Rouge, repite honores ahora con otra obra cumbre de literatura estadounidense, la novela homónima de Francis Scott Fitzgerald, que es la segunda película en 3D que se proyecta en la sección oficial de Cannes tras Up (2009).

El escritor jamás podría imaginar que la novela que escribió entre Nueva York y la localidad francesa de St. Raphael, a unos pocos kilómetros de Cannes, y que al principio apenas tuvo éxito, se convertiría más tarde en un clásico de la literatura estadounidense del siglo XX y sería llevado a la pequeña y a la gran pantalla en cinco ocasiones. "Ese pequeño libro tiene magia", aseguró Luhrmann, que según confesó descubrió la novela hace hace diez años, cuando estaba viajando en un tren por Siberia, y desde entonces supo que quería realizar esta película.

Leonardo DiCaprio da vida al protagonista, el millonario Gatsby, mientras que Carey Mulligan encarna a la mujer de sus deseos. Ambos toman el testigo de Robert Redford y Mia Farrow, protagonistas de la -al menos hasta ahora- versión cinematográfica más conocida de la novela, que se rodó en los años 70. A ellos se suma Tobey Maguire, amigo de Gatsby (y uno de los mejores amigos de DiCaprio en la vida real), que será el narrador de la amarga historia del millonario, que en los felices años 20 lo tiene todo, todo menos el amor de la mujer a la que ama.

Para DiCaprio, uno de los aspectos "más potentes" de la novela es "el profundo sentido de la existencia" que revela. Además se mostró fascinado no por "la historia de amor de sus protagonistas, sino por la tragedia" que los envuelve. Toda la opulencia que se ve en pantalla, las deslumbrantes mansiones, las fantásticas fiestas en 3D, los maravillosos trajes y los litros de champán (seguramente patrocinados por una famosa marca francesa) acentúan aún más el vacío existencial que une al trío protagonista. Pero las imágenes en tres dimensiones o la espectacular puesta en escena no aportan nada nuevo a la historia, tan sólo subrayan el sello Luhrman.

Carey Mulligan, que está forjando su carrera a base de ser la pasión prohibida de otros (Michael Fassbender en Shame, Ryan Gosling en Drive, y ahora DiCaprio), intervino poco y tan sólo señaló que lo que más le inspiró para preparar su personaje fueron las cartas que leyó de la amante de Scott Fitzgerald. "En sus cartas se podía ver cómo hablaba Daisy", aseguró la actriz británica, que también participa en el festival con Inside Llewyn Davis, de los Coen.

DiCaprio, que ya trabajó con Luhrmann hace 20 años con otro clásico literario (Romeo + Julieta), señaló que el director australiano, que también ha puesto en escena varias óperas, siempre elige historias arriesgadas, está muy atento para que no "se pierda la esencia del drama"; "inspira para soñar a lo grande", proclamó.

Luhrmann envuelve esta historia de los felices años 20 en sonidos contemporáneos. La pátina hip hop, obra en gran medida del rapero y rey Midas del género Jay-Z, ofrece una banda sonora espectacular, para ser escuchada en cualquier momento, pero no obligatoriamente en una sala de cine. El director explicó que Fitzgerald hace constantes alusiones a una música popular que no tenía entonces el prestigio intelectual del que goza ahora: el jazz, y por ello quiso trabajar con un ritmo y unos sonidos que no siempre, ni aun hoy -a estas alturas- han sido apreciados: el hip-hop. El director ficha a algunos de los artistas más relevantes del momento como el citado Jay-Z, will.i.am o Beyoncé, que versiona el tema Back to Black de Amy Winehouse.

Al margen de la espectacularidad de su banda sonora, los fastos de El gran Gatsby no convencieron en Cannes... pero sí cautivaron a la nieta del escritor, quien según contó Baz Luhrmann acudió al estreno de la cinta en Estados Unidos y le dijo: "Mi abuelo estaría orgulloso".

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