Arte

Hauser & Wirth llega a la Isla del Rey

  • El desembarco de la prestigiosa galería suiza en este paradisíaco enclave del Mediterráneo, en Menorca, suscita no pocas preguntas sobre el impacto de estas maniobras en los procesos de gentrificación

Vista de la sede de la galería suiza en la Isla del Rey, frente al puerto de Mahón, en Menorca.

Vista de la sede de la galería suiza en la Isla del Rey, frente al puerto de Mahón, en Menorca. / Be Creative

La implicación del sector de las artes visuales en los procesos de gentrificación es un fenómeno que tuvo sus primeras andaduras en los años 60 y maduró en los 70, cuando en Nueva York los artistas empezaron a ocupar zonas industriales en desuso, ya que en éstas se daba un tipo de arquitectura que les permitía trabajar y vivir en un mismo espacio. Las famosas zonas de lofts, como fue el SoHo, son sólo un ejemplo del papel que tuvieron las artes visuales en la transformación de las ciudades post-industriales y cómo ello contribuyó al encarecimiento de la vivienda y a una progresiva expulsión de los vecinos.

El debate acerca del rol que museos, galerías o espacios gestionados por artistas tienen en estos procesos es de total actualidad. Este mismo debate surge con la nueva sede de la galería suiza Hauser & Wirth en la Isla del Rey, frente al puerto de Mahón, en Menorca. El enclave es una pequeña isla en la que se conserva la estructura de un antiguo hospital naval construido en el siglo XVIII, además de una basílica paleocristiana del siglo VI. La galería se encuentra en el anexo que se utilizaba como lugar de reposo de los enfermos, cuya restauración ha sido clave en la negociación con el Ayuntamiento de la localidad para la cesión de su uso hasta 2032.

Una vez allí es muy difícil no dejarse llevar por el encanto del lugar. El paisajista holandés Piet Oudolf ha sido el encargado de diseñar los jardines: una cuidada selección de plantas propias del clima mediterráneo y unos bien conservados viejos olivos. Este espacio ajardinado flanquea al denominado "sendero de las esculturas al aire libre" en el que encontramos obras de algunos de los artistas de la galería (forman parte de su colección o bien se les gestiona el legado) más representativos del siglo XX : entre otras, Elogio al vacío VI (2000) de Eduardo Chillida, una Araña (1994) de Louise Bourgeois y Le Père Ubu (1974) de Joan Miró, escultura en bronce y de color negro que destaca entre la maleza dieñada por Oudolf.

'Elogio del vacío VI' (2000) de Eduardo Chillida. 'Elogio del vacío VI' (2000) de Eduardo Chillida.

'Elogio del vacío VI' (2000) de Eduardo Chillida. / Daniel Schäfer

El anexo del hospital que ocupa la galería está dedicado a la exposición Masses and Movements del artista Mark Bradford. La muestra se compone de una instalación de globos terráqueos que ocupa toda una sala junto a una gran pintura mural, que el artista ha realizado expresamente para el espacio de la galería, y una serie de composiciones pictóricas abstractas distribuidas en varias salas contiguas. Estas últimas obras están basadas en las representaciones del mapamundi en el siglo XVI, cuando el mundo comenzó a ser pensable a través de la cartografía. El artista trabaja con diferentes tipos de mapas, desde planos de ciudades hasta mapas de rutas comerciales, que superpone junto a capas de color y masilla y que luego va retirando en lo que el artista denomina "abstracción arqueológica".

El último espacio que ocupa la exposición está dividido en dos: por un lado, una sala polivalente llamada Lab educativo para el programa de actividades que acompaña a la muestra; por otro, encontramos otra instalación que acumula pósteres con publicidad sobre hipotecas y préstamos que el artista ha ido recogiendo y con los que pretende mostrar las abruptas subidas del mercado del suelo.

Cuesta abordar la complejidad de un lugar tan cargado de contradicciones y que nos lleva a hacernos multitud de preguntas sobre el sistema del arte y su relación con los territorios en los que se sitúa. No obstante, hay que señalar que el espacio de Hauser & Wirth cuenta con trabajadores autóctonos y tiene una programación en el que artistas y agentes locales estarán implicados, algo fundamental en un lugar que no tiene una red sólida de instituciones relacionadas con las prácticas artísticas contemporáneas. Con respecto a esto último, sería fundamental que esta sede funcionara todo el año. Según comenta la galería, está previsto desarrollar programas en colaboración con otros agentes de la ciudad. Esto es básico para poder garantizar una cierta sostenibilidad. También es importante que nos preguntemos acerca del impacto que tendrá este espacio en relación al encarecimiento y especulación de las viviendas y del suelo y cómo repercutirá el desembarco de un turismo más exclusivo en una isla que está constantemente intentando protegerse de estas dinámicas. Veremos cómo evoluciona.

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