El escritor cordobés, que publica su última obra coincidiendo con el estreno de Ágora, la nueva película de Alejandro Amenábar, intenta reconstruir la Alejandría de los siglos IV y V, relacionando la época clásica con el ecuador del siglo XX, tiempo en que se encuentran unos códices sobre la vida de Jesucristo y que fueron escritos en aquella era. El sueño de Hipatia, publicado por la editorial Plaza & Janés, muestra la decadencia del mundo grecorromano frente a la creciente imposición del cristianismo "más fanático". Pensadora, astrónoma, matemática y símbolo de la cultura clásica grecolatina, Hipatia luchará por defender las creencias que sostienen los pilares de toda una civilización en un mundo gobernado por hombres.

-¿Cuándo empezó su interés por Hipatia de Alejandría?

-Empezó a apasionarme tras leer a la historiadora polaca María Dzielska. Me interesó el personaje por lo que suponía como símbolo y por el manto de silencio que había caído sobre ella durante más de siglo y medio.

-¿Cuál es el objetivo de su obra?

-Pretendo que sea un alegato contra la intolerancia en un tiempo donde la diferencia de pensamiento suponía una amenaza.

-¿Qué temas aborda principalmente la novela?

-He querido recoger el hundimiento del mundo grecolatino, la consolidación del poder del cristianismo y la eliminación de todo pensamiento cristiano no coincidente con la ortodoxia. Además quiero acercar al lector cómo fueron esas luchas entre los cristianos, cómo se estableció el canon de selección de evangelios y el enfrentamiento entre una cultura que se hundía y otra que la estaba absorbiendo de forma brutal.

-¿Qué significa para usted el personaje de Hipatia?

-Creo que se está convirtiendo en el icono de una mujer extraordinaria que entrega su vida por defender sus ideales. La humanidad debe estar orgullosa de ella, puesto que es un referente de mujer científica que defiende sus planteamientos frente al poder dominante en la sociedad de la época.

-¿Si hubiese vivido en aquella época, se habría posicionado junto al ideal clásico o junto al cristiano?

-No lo sé. He procurado ser siempre tolerante y no creo que porque algo sea diferente tenga que ser superior o inferior.

-¿Son exportables los temas que trata a la actualidad?

-Sin duda. El enfrentamiento entre culturas ha crecido mucho en los últimos 30 años. Las relaciones entre lo islámico y lo occidental son muy tensas. No quiero decir que el mundo occidental se hunda y el islámico emerja, pero es un encuentro parecido al que se dio en Alejandría en la época en que desarrollo la novela.

-¿Existe alguna mujer que pueda considerarse la Hipatia de nuestros días?

-Evidentemente. Hay mujeres que, aunque no hayan muerto violentamente, han tenido dificultades para sacar sus proyectos sólo por ser mujer. Por ejemplo Marie Curie o Mileva Maric, la primera esposa de Einstein, quien trabajó junto a su marido en investigaciones como la de la teoría de la relatividad, entre otras cosas.

-¿Qué piensa la Iglesia sobre la protagonista de la novela?

-Hay un libro con el que se trabaja en las facultades de Teología donde consideran el asesinato de Hipatia como un acontecimiento lamentable, aunque en ningún momento citan la palabra asesinato.

-¿Tiene alguna relación la muerte de Jesucristo con el final de la protagonista?

-No lo he pretendido, aunque hay mucha gente que me lo ha dicho. Lo único que he querido ha sido construir una escena muy dura y salvaje.

-¿Qué encontrará el lector de la novela al abrir sus páginas?

-Se va a encontrar con una novela histórica y de intriga con algo de policíaca y cuyo telón de fondo es una mujer impresionante.