Hace apenas un par de años, en 2016, el Bookstock celebró su primera convocatoria, pero en este breve tiempo la cita que acoge el Cicus se ha convertido en un punto de encuentro imprescindible para la edición independiente y los amantes de la literatura. Asuntos como el auge del libro ilustrado, el papel de la cultura o la responsabilidad del traductor se han debatido en un encuentro por el que han pasado autores como David Trueba, Jenn Díaz, Juanjo Sáez o Laura Fernández, y que a sus charlas y presentaciones sumaba el atractivo de un ambiente más distendido y lúdico que el de otras ferias del libro.

El Bookstock volverá a abrir sus puertas el 22 y el 23 de septiembre, y de nuevo la lista de sellos que han confirmado su asistencia traza un mapa detallado del sector editorial más estimulante: propuestas como Periférica, Candaya, Athenaica, Capitán Swing, Maclein y Parker, Dos Bigotes, El Paseo, Impedimenta, Anagrama o Libros del Asteroide mostrarán sus catálogos en la sede del Cicus. “En apenas 24 horas desde que mandamos las invitaciones, teníamos la contestación de todas. Las editoriales cuentan ya con que el Bookstock es en septiembre”, señala Fran G. Matute, uno de los organizadores de esta feria, que añade que a la gran familia del Bookstock se han sumado este año dos referentes como Norma y Renacimiento.

La autora Sara Mesa presentará su novela.

Entre los reclamos más señalados que tendrá la cita destaca la internacionalización de la oferta con la presencia de la autora canadiense Audrée Wilhelmy, que conversará con la traductora sevillana Luisa Lucuix sobre su libro Sangres, un texto que mereció el Premio Sade, fue finalista del galardón de los libreros de Québec y del premio Marie Claire a la novela femenina y que en España publica Hoja de Lata, y el recital de la argentina Macky Chuca, que su protagonista define como “una performance en directo” que “aúna música y spoken word, canciones y narración oral, ruiditos inéditos y pompa pagana, para llevar la abrasividad del punk a una propuesta más íntima y unipersonal”.

Además, uno de los actos que más expectación despierta del próximo Bookstock es la presentación de Cara de pan, la nueva novela de Sara Mesa, historia del encuentro de dos desarraigados, la adolescente Casi y El Viejo, que promete esa mirada sutil y personalísima que la autora mostraba en obras como Cuatro por cuatro o Cicatriz. Los visitantes del Bookstock podrán comprar en primicia ejemplares de este libro que saldrá a la venta la semana siguiente a su presentación en Sevilla.

La canadiense Audrée Wilhelmy, Tesa Arranz y María Hesse están también en la programación

Otro de los nombres más esperados de Bookstock 2018 es el del crítico y escritor Jordi Costa, que vuelve atrás con su lucidez acostumbrada para preguntarse Cómo acabar con la contracultura (Taurus) y articular una “historia subterránea de España” en la que conviven desde Smash, Vainica Doble, Nazario o Iván Zulueta. Una de las protagonistas y musa de la Movida, Tesa Arranz, visitará también Sevilla con su libro Serena a los once (Barrett).

Entre las mesas redondas previstas, Antonio Navarro, Raquel Gu, Daniel Viñuales y Víctor Barba participarán, moderados por Paco Cerrejón, en el debate De la viñeta a la novela gráfica: ser guionista, y compartirán con el público a lo largo del Bookstock sus últimas creaciones: Navarro viene con la ambiciosa Homónimos (Norma), en la que plantea las historias de varios hombres que comparten su mismo nombre, mientras que Gu afronta con un humor delicioso la crisis de los 40 en ¡Estoy estupenda! (Navona) y Barba describe las vicisitudes de un artista devorado por la pasión en El truco (Amazon).

Rastros de carmín: ¿qué queda del periodismo musical? es otro de los coloquios que albergará el Cicus en esos días y del que formarán parte profesionales históricos como Adrian Vogel –que presenta también Rock’n’roll. El ritmo que cambió el mundo–, Patricia Godes o Grace Morales, que charlarán junto al periodista Jesús Morillo.

Asimismo, la ilustradora María Hesse escenificará su biografía sobre Bowie (Lumen) con la proyección de dibujos realizados en directo mientras Miguel Rivera, de Maga, se encarga de la música.