Programación

La Noche en Blanco: nostalgia del pasado, celebración del presente

  • La cultura volvió a tomar la calle en la séptima edición de la cita, que incorporaba el Parlamento andaluz y la Fábrica de Artillería

Las visitas guiadas en la Fábrica de Artillería recorrieron la historia del monumento.

Las visitas guiadas en la Fábrica de Artillería recorrieron la historia del monumento. / Juan Carlos Muñoz

El maestro fundidor Bartolomé Morel recobró este viernes su forma humana para contar a quien se topaba en su camino sus andanzas allá por el siglo XVI, cuando su familia, proveedora de cañones a la Flota española, recibió el encargo de una escultura que determinaría el paisaje de Sevilla y que se conocería como el Giraldillo. Morel salía de las brumas del tiempo para explicar a sus interlocutores los secretos del bronce, cuya aleación se conseguía con el "mejor cobre del mundo", el de las minas de Riotinto, y el estaño que venía de las colonias de ultramar. La razón de su visita tenía un motivo: la nueva edición, la séptima ya, de la Noche en Blanco incorporaba entre sus escenarios a la Fábrica de Artillería, donde Morel y los suyos habían instalado hornos de fundición para dar forma a cañones y campanas.

La cita, que programaba más de 160 actividades, volvió a convertir Sevilla en una ciudad bulliciosa cuyos habitantes se movían de un lado a otro con el propósito de satisfacer su curiosidad. La asociación Sevillasemueve, promotora de esta iniciativa que engloba a instituciones y empresas públicas y privadas, esperaba superar los 80.000 asistentes que se registraron en 2017.

Como en otras ocasiones, la Noche en Blanco sirvió para que los sevillanos accediesen a las entrañas de su patrimonio urbanístico: junto con la fastuosa Fábrica de Artillería otro de los espacios que se abría al público era el Parlamento de Andalucía, anteriormente Hospital de las Cinco Llagas donde llegaron a morir -según una guía que acompañaba a los visitantes- 20.000 personas durante una epidemia de peste que acabó también con los sacerdotes que debían administrar los santos óleos a los enfermos.

La Fábrica de Artillería recordó a través de una dramatización sus años de esplendor

La Noche en Blanco celebró asimismo el Año Murillo: la casa del pintor en la calle SantaTeresa, la exposición que le dedica la Catedral, Los Venerables, La Caridad, el Bellas Artes o la Casa de los Pinelo -que albergó unos singulares microconciertos de piano- rememoraron al genio del Barroco.

Pero la Noche en Blanco no miró sólo al pasado: en la Fundación Valentín de Madariaga se inauguraba la exposición Territorio Sur. Arte Contemporáneo Andaluz; distintas editoriales -Athenaica, El Paseo, Maclein y Parker o Anantes- presentaban sus proyectos en Iniciativa Sevilla Abierta; a unos metros del Caixafórum, abierto también para la ocasión, el recién inaugurado Centro Comercial de Torre Sevilla brindaba entre otros atractivos las acrobacias de Alas Circo, un concierto de Musgö y la muestra del diseñador X-Adnan; y la Casa de la Ciencia enseñaba a los visitantes cómo el veneno se esconde en los objetos más insospechados. Argumentos para que el público entienda que la cultura no es sólo cosa de una noche y puede celebrarse todo el año.

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