Crítica de Música

Polifonía viva

Una nueva mirada a las músicas sevillanas de la generación anterior a Murillo (en el caso de Morales, la generación de sus abuelos) que sentaron el canon de la escuela sevillana de polifonía, pero en esta ocasión con la novedad de añadir la música vocal profana de la mano del mejor cultor del género de todo el siglo XVI, el pacense Juan Vázquez, del que Vandalia es firme defensor y el mejor especialista.

Aún hay agrupaciones corales que siguen abordando la polifonía renacentista desde una monótona y supuesta sublimidad, desde la igualdad de los timbres y desde una expresividad de límites muy constreñidos.

Por contra, Vandalia la entiende desde la unidad en la diversidad. No se liman los perfiles particulares de la voz, sino que, al contrario, se explota la personalidad tímbrica de cada cantante. Unificando criterios de articulación y fraseo, el sonido gana así en variedad de colores. Pero lo que hace de Vandalia el mejor grupo vocal de la ciudad es la intensa indagación en las posibilidades expresivas de la música en íntima conexión con el sentido de las palabras. Los tiempos y los ritmos son cambiantes, sobre todo en las piezas profanas; las dinámicas se convierten en arma expresiva (ese diminuendo final en Quien amores tiene, ¿cómo duerme?; o esa inflexión tan delicada sobre palabras como suspiro) y hasta aflora algún detalle ornamental tan poco habitual hasta el momento en este tipo de conjuntos.

Sobre un sólido cimiento en el bajo de Javier Cuevas y mediante una articulación clara que permitía comprender las palabras, Vandalia se adaptó a la ligereza de las canciones de Vázquez y a la profundidad anímica del salmo penitencial del gran Morales.

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