Cultura

Roma ante el nacimiento de la pintura de paisajes

  • El Prado acoge un centenar de obras maestras que ilustran el laboratorio artístico que se dio en Italia entre 1600 y 1650

El paisaje como un género autónomo en la pintura tuvo su laboratorio en Roma entre 1600 y 1650 y el Museo del Prado reúne ahora un centenar de obras maestras de aquellos pintores, en una exposición que, según el director de la pinacoteca, Miguel Zugaza, es "para asombrar y para enseñar". Roma. Naturaleza ideal. Paisajes 1600-1650 es el título de la muestra que se podrá contemplar en el Museo del Prado desde el próximo martes y hasta el 25 de septiembre, compuesta por 84 pinturas y 19 dibujos que constituyen la selección de paisajes más importante presentada hasta ahora sobre esa época. Se trata de uno de los proyectos más ambiciosos acometidos por la pinacoteca, organizado junto con la Réunion des Musées Nationaux, de París, y el Museo del Louvre.

La muestra, descrita como una "lección de historia del arte" por Miguel Zugaza, se inicia con cinco cuadros de uno de los padres del género, Annibale Carracci (1560-1609). El primero de ellos, el llamado Paisaje fluvial procedente de la National Gallery de Washington, evidencia cómo se consolida el género y cómo el paisaje se hace más importante que las figuras.

El comisario de la exposición, Andrés Ubeda, cree que en esos 50 años el paisaje comenzó a identificarse como un elemento independiente de la presencia de la figura humana y se dio un paso definitivo de género menor a una pintura de prestigio reconocido. Roma se había convertido en esa época en un laboratorio de experimentación e intercambio en el que artistas italianos, franceses, holandeses o alemanes trabajaron sobre el paisaje. Junto a Carracci figuran obras de artistas del norte de Europa que llegaron a Roma como Aurora del alemán Adam Elsheimer.

La selección más grande la constituye la del paisaje nórdico y su proyección europea, en la que hay 29 obras de artistas italianos y dos españoles: Martínez del Mazo y Diego Velázquez. Fue Velázquez el que "inauguró una forma diferente de plasmar la naturaleza, una forma que nace y muere" con él, explicó Ubeda. Y esta nueva visión se refleja en la Vista del jardín de la Villa Medici en Roma, obra maestra de la historia del paisaje occidental.

La galería de paisajes del Palacio del Buen Retiro, encargada por Felipe IV, cobra un mayor protagonismo que en París, de donde procede la muestra. Claudio de Lorena y Nicolás Poussin cierran la exposición. El primero, uno de los artistas cumbres del paisaje, con ocho de sus obras, entre las que figuran Vista de la Crescenza del Metropolitan de Nueva York. Poussin está representado con diez de sus cuadros en los que exhibe un paisaje clasicista que incorpora mensajes de carácter moral y ético, como ocurre en Paisaje con los funerales de Foción.

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