Juan Manuel Bonet es el presidente de la Fundación Cansinos Assens, constituida oficialmente en Sevilla el mes pasado. "De Cansinos incluyo en la exposición del CAAC una traducción. Podía haber recogido El movimiento V. P., su visión del movimiento ultraísta y que lleva mi prólogo en las distintas ediciones, pero no está claro quién es el autor de la cubierta y, además, el dibujo es una suerte de ironía sobre la vanguardia, como lo es por otra parte toda la novela", explica. Así, Cansinos está representado en esta exposición como traductor de un caligrama de Paul Morand sobre la Puerta del Sol publicado por la revista Grecia, "que se creó en Sevilla pero a mitad del recorrido se trasladó a Madrid".

-La Fundación-Archivo Rafael Cansinos Assens promueve el estudio de la obra y la figura este autor de la Edad de Plata. ¿Qué supondrá su llegada a Sevilla?

-Estoy deseando que se materialice la venida del Archivo. Será la recuperación de una de las señas de identidad de la modernidad sevillana y española porque Sevilla fue la Jerusalén del Ultra, como decía Pedro Luiz de Gálvez, aquel bohemio y hampón que tanto estudió mi añorado amigo Quico Rivas. Y que en el antiguo convento de Santa Clara se abra una oficina con los documentos de este escritor, que tuvo una correspondencia formidable, será una recuperación muy positiva. Cansinos Assens vivió, pasado su gran momento del ultraísmo, prácticamente en el olvido pues se dedicó sobre todo a la traducción. Devolverle vida a sus escritos y a su figura permitirá reflexionar sobre esa época, la Edad de Plata. Además, la literatura de Cansinos enlaza este lado con el otro del Atlántico. Él, a quien tanto admiraba Borges, mantuvo correspondencia con casi todo el mundo y aunque nunca viajó, porque era un sedentario nato, estaba muy al tanto de todo lo que ocurría en las repúblicas latinoamericanas. Sevilla, que tiene esa vocación americanista, tendrá aquí un buen elemento en su oferta cultural y de investigación. Además, estamos en un país en el que desgraciadamente los legados se pierden y se dispersan por lo que ésta es una ocasión única para recuperarlos.

-¿Cree que el apoyo del Ayuntamiento de Sevilla al legado de Cansinos desbloqueará el proyecto cultural de Santa Clara, que tantas críticas recibió por el cambio de modelo de la Casa de los Poetas?

-Como presidente de la Fundación debo decir que he visto una recepción muy positiva en Sevilla. Cuando presentamos El movimiento V. P. en la Casa de las Sirenas, un espacio que yo recordaba en ruinas en mi niñez, recibí muy buenas perspectivas y tuve la sensación de que desde el Ayuntamiento están luchando por ello. No he oído ninguna bronca de los poetas. Sólo que se contempló la posibilidad de que Abelardo Linares trasladara también su biblioteca a Santa Clara y que esto se ha paralizado aunque ignoro los detalles. Sería esencial que hubiera otros archivos allí. Por ejemplo, y antes de que se pierdan, los de Pilar López, en cuya casa están los archivos de la propia Pilar, de su hermana La Argentinita, de Sánchez Mejías y Villalón, un cuarteto que no está nada mal.

-Usted dirigió varios museos antes de la aparición del Código de Buenas Prácticas, por el que se ha elegido al actual responsable del Reina Sofía. ¿Estamos ante la panacea de la gestión cultural?

-No me parece que estemos aún ante el modelo ideal y, sobre todo, creo que se ha mitificado demasiado este Código. En casi todos los casos en los que se ha aplicado los resultados han sido los esperables. Lo importante es que, por el sistema que sea, los directores de museo tengan su autonomía y estén lo más protegidos posible de las contingencias políticas.