Tosca. 2º reparto | Crítica

Plácida Tosca de cantantes

Un momento del Acto II de Tosca en el Maestranza

Un momento del Acto II de Tosca en el Maestranza / Guillermo Mendo

Basta agitar cualquier espantajo políticamente correcto para acabar con las disputas. Esta vez le tocó a la homofobia, y aunque sea rotundamente falso que las protestas del primer día fueran atribuibles al sentimiento homofóbico de los abucheadores, la falaz denuncia bastó. Plácida como la seda, así transcurrió esta Tosca del segundo reparto, aplaudida incluso la escena amorcillada con que la enfática producción de Rafael Rodríguez Villalobos abre el segundo acto.

Segundo reparto en el nombre, porque la pareja de amantes triunfó clamorosamente donde la del debut no pasó del aprobado. Vanessa Goikoetxea dibujó una magnífica Tosca, de bellísima voz lírica que se adaptó admirablemente a la parte más pesada y dramática del papel y que, sobre todo, encontró siempre los acentos correctos en su fraseo para subir y bajar la intensidad del discurso. Fue braveada intensamente en un maravilloso Vissi d’arte dicho desde el dolor más que desde la esperanza. Claro que la réplica de Mario Chang resultó formidable, y la química entre los dos funcionó desde el principio hasta el final. Tiene el tenor guatemalteco una pasta vocal cálida y oscura que proyecta con una emisión fácil, natural. Resultó además ser un excelente fraseador, también por una dicción que, por su claridad, parece casi siempre declamada. Un incomprensible lapsus de memoria textual en el arranque de un E lucevan le stelle más expresivo que bonito, no empañó una actuación que fue también aclamada. Voz oscura la de Darío Solari, pero emitida desde muy atrás, engolada a menudo y de una monotonía incapaz de mostrar todos los recovecos de la mente perversa de Scarpia. A Marcianò se le fue un poco la mano con las dinámicas en el acto I, pero ajustó luego mucho mejor en los otros dos a una ROSS de variadísimos colores.

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