En el Lope de Vega

Una 'Yerma' a la luz de este mundo

  • La directora Pepa Gamboa y la actriz María León presentan desde este jueves hasta el domingo en el Lope de Vega su versión con "otra óptica", la de la sociedad actual, del clásico de Lorca

María León, Pepa Gamboa y Maripaz Sayago, ayer en el teatro Lope de Vega.

María León, Pepa Gamboa y Maripaz Sayago, ayer en el teatro Lope de Vega. / Juan Carlos Vázquez

A Pepa Gamboa siempre le había parecido que Yerma, una de las tragedias de encierro y ambiente telúrico-rural de Federico García Lorca, no acababa de contarse bien; bien para el mundo de hoy al menos. "Llevaba muchísimos años queriendo hacer esta obra con otra óptica, y se lo pude decir en una ocasión a Laura García Lorca: yo quiero hacer una 'Yerma' como creo que es. Pero esto lo digo sin ánimo de epatar. Lorca ya afirmó en una de sus maravillosas conferencias que a él le gustaría que sus obras fueran reinterpretadas en el futuro", cuenta la directora sevillana, que presenta este jueves –y los siguientes tres días, hasta el domingo– en el Lope de Vega La pasión de Yerma, su versión libre, hecha con "mucha aventura" y con texto de Lola Blasco, de esta historia escrita por el granadino en 1934, en la que una mujer, consumida por el anhelo frustrado de ser madre y por las expectativas de los demás, acaba dando muerte a su marido.

Con la colaboración del Centro y de la Fundación Federico García Lorca en la producción de la obra, y con las colaboraciones de Rosario la Tremendita y la bailarina María Cabeza de Vaca, la obra está protagonizada por María León, Maripaz Sayago, Críspulo Cabezas, Lucía Espín y Diego Garrido. "En el original hay 25 personajes y aquí se reducen a cinco. Es decir, no hay coro. Pero a cambio los personajes están mejor definidos, porque a mi juicio en los montajes que yo había visto de esta obra no quedaba claro dónde estaba la verdadera tragedia", dice Gamboa.

Eso sí, advierte María León, protagonista de la función y gran reclamo mediático de la producción, "se mantiene a Lorca". "Su voz se ve claramente en la obra, que en esta versión se ha actualizado pero sin que se pierda su esencia. Lo que cambia, sobre todo, es que esta Yerma que yo interpreto tiene unas necesidades y unas carencias propias de una mujer de hoy", dice la actriz sevillana. "En todas mis obras –retoma Gamboa– hay rastros de todas las épocas. El vestuario es actual, sí, pero en el texto, y en todo lo invisible, que es la tarea fundamental de una buena dirección, hay cosas antiguas, cosas atemporales... Además, qué es ser contemporáneos: ser contemporáneos es estar con la gente".

Pese a su insistencia en que esta visión de Yerma es diferente, con "otra óptica", Gamboa se resiste a explicar en qué aspectos reside esa novedosa interpretación porque, de hacerlo, dice riendo, "la sorpresa se estropea un poco y la gente no va a venir a ver la obra". Tan sólo concederá que, en esta versión, "Yerma no se conforma con su destino, como tampoco lo hacen los demás personajes. Todos ellos tienen deseos, frustraciones y obsesiones, que en el fondo son siempre un misterio".

María León, protagonista de esta versión libre del clásico lorquiano. María León, protagonista de esta versión libre del clásico lorquiano.

María León, protagonista de esta versión libre del clásico lorquiano. / Juan Carlos Vázquez

"Tal vez sí podamos decir –tercia María León– que "hoy en día el motor de una mujer no consiste sólo en utilizar su cuerpo para procrear, hay cosas más allá de eso, y la obra intenta reflejar todo lo que una mujer puede sentir". Es más, añade Gamboa como última pista de su enfoque, "el tipo de hombre" que aparece en la obra "también es un esclavo en realidad, atado a su función de llevar el dinero a casa", por lo que en esta particular Yerma de enero de 2020 la frustración, sugiere la directora teatral, está repartida y la padece no sólo la mujer.

Tanto Gamboa como Maripaz Sayago –que se declara "enamorada" de esta adaptación– se deshacen en elogios a León, que vuelve a hacer teatro tras "ocho o nueve años", recuerda ella misma. "Podría haber venido con otra actitud, a pasearse y ya está, y no se habría dado cuenta ni Perry. Pero en cambio ha hecho un trabajo maravilloso y muy concienzudo", dice Sayago de su compañera. "En estos años he hecho mucha ficción en televisión y cine, y están muy bien, son un gimnasio estupendo, pero para hacer un deporte distinto. El teatro es otra cosa, es tan dulce como el amor cuando comienza. Por eso ahora llego de nuevo a él con la misma ilusión, las mismas ganas y los mismos miedos".

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