Alrededor de una cabeza regia: el alfabeto de Irene Infantes

ME LO DIJO HISHAM | CRÍTICA DE ARTE

Alarcón Criado expone los trabajos textiles que la artista sevillana ha ideado y producido durante su residencia en el C3A de Córdoba a partir del turbante del tercer califa omeya

'Cuatro cuadrúpedos' (2021) de Irene Infantes.
'Cuatro cuadrúpedos' (2021) de Irene Infantes. / Galería Alarcón Criado
Pepe Yñiguez

11 de enero 2022 - 06:01

La ficha

'Me lo dijo Hisham', Irene Infantes. Hasta el 29 de enero. Galería Alarcón Criado. C/Velarde, 9. Lunes a viernes: 11:00-14:00 y y 18:00-21:00. Sábados: 11:00-14:00.

La galería Alarcón Criado acoge hasta fin de mes la primera individual en Sevilla de Irene Infantes (Sevilla, 1989), artista graduada en diseño textil en la Central Saint Martin de la Universidad de Londres pero conocida ya en la ciudad por una colectiva en la galería Berlin a finales de 2020, casi coincidente en fechas con otra colectiva -Entre las formas que van hacia la sierpe y las formas que buscan el cristal- en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.

El trabajo con materiales textiles le otorga a Irene Infantes una atención sobre casi cualquier artista del momento. Justo es reconocerlo: lo textil como elemento, función y expresión femenina está de moda; la presión desde los años 60 de la crítica feminista parece que está siendo reconocida, al menos en lo que al textil se refiere, que parece que ha salido del espectro de las artes decorativas para incorporarse al mercado de las bellas artes. Se paga así una parte del olvido del arte realizado por mujeres.

Pero Irene Infantes no sirve para cumplir con ninguna cuota. Ya en aquella muestra colectiva del CAAC, su obra llamó poderosamente la atención, por lo que no es raro que la galería Alarcón Criado se apresurara a programar una exposición suya. Lo hace tras su estancia en el C3A de Córdoba y con obras que en buena parte han sido producidas o ideadas allí.

'Abecedario', 2021 de Irene Infantes.
'Abecedario', 2021 de Irene Infantes.

La residencia en Córdoba le sirvió para investigar la tradición islámica de la confección textil y desarrollar sus obras inspiradas en la misma. En esa investigación se encontró con una pieza muy singular salida del Tiraz cordobés, el taller dedicado a fabricar tejidos de lujo empleados en las ceremonias reales.

La pieza es el turbante de Hisham II, tercer califa omeya, encumbrado al califato siendo aun niño, que se encuentra en el museo de la Real Academia de la Historia de Madrid. En las bandas superior e inferior de la pieza, las inscripciones en letra cúfica nos informan que se hizo en Córdoba. Y esa caligrafía con tanto sentido ornamental es el origen de una obra de la exposición en la que la lana merina sin devanar compone sobre el terciopelo una suerte de danza de signos, cada uno con el inicio y final de su grafía señalado; cada signo un camino, el rastro de una posibilidad que, mezcladas y en conjunto, figuran el mundo. No otra cosa es un alfabeto, por muy personal que sea, como el de Irene Infantes, que hace referencia tanto al propio trabajo de la artista como a algo más allá de la cultura escrita islámica que lo inspira.

Pero que el turbante de Hisham II esté en el origen no implica sumisión a cualquier forma tradicional musulmana de construir con materiales textiles. Éste es usado por Infantes de forma industrial y con patrones de uso muy actuales, que pueden ir desde el fieltrado sin hilado, ni devanado, a someter a los textiles a presiones de hasta 220 grados, o serigrafiar sobre lana de merino, como en la pieza que nos recibe a la entrada de la galería, un óvalo en el que, entre otros símbolos, ha estampado las ocho montañas que, según la tradición islámica, dan entrada al paraíso.

La ocho montañas las volvemos a encontrar, ahora individualizadas, en piezas de lana prensada. Cada montaña aparece como si estuviera vista en planta: un círculo ovalado en medio de un cuadrado rayado; una geografía tan estilizada y simbólica como la referencia que le da origen. La puerta de ingreso al paraíso queda repartida por el muro de la galería. No parece que podamos acceder al mismo pero nos encanta contemplar la belleza de su entrada.

En la pieza ovalada, las montañas están rodeando una pareja de extrañas formas orgánicas con cuatro brazos. Están inspiradas en las cartelas de la banda central del turbante. Figuras de este tipo protagonizan otra de las piezas de la exposición, un tapiz de espuma prensada sobre lana donde aparecen esos animales de cuatro patas, con evidente relación con lo terrestre, quizás como advertencia al joven califa de la importancia de mantener el contacto con la realidad. Posiblemente las dos extrañas figuras del óvalo de entrada no sean animales terrestres y figuren ser dos aves con las alas abiertas, como también pudiera ser la escultura titulada Tercer cuadrúpedo. A fin de cuentas, en el mundo islámico las aves, capaces de estar en conexión tanto con el cielo como con la tierra, están más cerca del paraíso.

'Óvalo IV' (2021) de la artista sevillana.
'Óvalo IV' (2021) de la artista sevillana.

Pero no es una muestra teológica ni trascendente sobre la imaginería islámica, es una exposición textil cargada de humor y hasta con cierto sesgo infantil. Así interpreto la invasión de pequeñas figuras regordetas que han invadido un rincón de la galería y hasta algunas han trepado por la escalera que da paso a la oficina; quizás juguetes del pequeño Hisham, que me traen a la memoria un ejercito de odradeks, la pequeña criatura del cuento de Kafka Las preocupaciones de un padre de familia, que también sirvió de inspiración a una obra de Jeff Wall.

Una ultima consideración sobre esta hermosa exposición. Ante la relevancia que está tomando el arte textil, quizás sería oportuno revisar las producciones ahora bastante olvidadas de mujeres que ya hicieron obras con esos materiales bastantes años atrás en Sevilla. Me refiero a los suntuosos reposteros bordados reproduciendo obras maestras de la historia del arte de Pilar Mencos; los de Curra Márquez que Paco Molina expuso en la Obra Cultural de El Monte de Piedad, y los tapices de Chonín Navarro, expuestos en el antiguo Museo de Arte Contemporáneo en los años 70. Sin olvidarme tampoco de las obras un poco más recientes de Pepa Rubio trenzadas con fibras vegetales o los bordados de Mercedes Carbonell o Pilar Albarracín; bordados que también utiliza actualmente Anna Jonsson. Esperemos la ocasión mientras disfrutamos con las obras de Irene Infantes.

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