‘Así canta nuestra tierra en Navidad’: la música ilusionada

Cajasol llena el Maestranza de talento andaluz en una gala a beneficio de la Fundación Alalá.

Los Gozos de Diciembre de la Fundación Cajasol

El pequeño Lucas Paulano deslumbró en su actuación junto al Coro de Entreolivos.
El pequeño Lucas Paulano deslumbró en su actuación junto al Coro de Entreolivos. / José Ángel García

El Teatro de la Maestranza como refugio climático, en esta ocasión no del calor, sino de la intensa lluvia y el escalofriante poder de los rayos que acababan de partir por la mitad el ficus de la Plaza de Santa Ana, justo al otro lado del Guadalquivir. Aluvión de abrigos de visón a la entrada, donde se reencontraba la Sevilla tradicional, la que cree a ciegas en sus ritos. La gala Así canta nuestra tierra en Navidad, organizado por la Fundación Cajasol, es por derecho propio uno de ellos. De nuevo un concierto a beneficio de la Fundación Alalá de Sevilla y Jerez, que a través de la música y el deporte fomenta el respeto a la diversidad y el trabajo en equipo entre niños en riesgo de exclusión social.

Bajo el título de Los Gozos de Diciembre, la batuta de Francisco Javier Gutierrez Juan, director de la Banda Sinfónica de Municipal de Sevilla, hilvanó un repertorio que se inauguró con Fanfarria de Navidad, donde descubrimos la entrañable calidez de las voces del Coro del Colegio Entreolivos, pulmón emocional de la noche.

Para entonces, la periodista Victoria Romero, a cargo de la presentación, ya había anunciado “una travesía musical, que nos va a llevar por muchos rincones de Andalucía y el mundo”, antes de dar paso a la jovencísima Celia Puntas, quien despachó Noche Mágica, una composición de Manuel Marvizón –director musical de la gala– que adelantó los ingredientes del éxito: música henchida de elegancia, donde se entrelazan la composición clásica, el son popular y esas voces cristalinas, representantes ideales de la sensibilidad infantil que dota de sentido a estas fiestas. Nos reconcilió así Puntas con el villancico, en un crescendo que dejó entrever una fuerza expresiva impropia de su edad.

Sobre el inmenso escenario maestrante le sustituyó la pequeña figura del también jovencísimo Lucas Paulano, dueño prematuro de una personalidad bien palpable. Sorprendió por su afinación y su sentido del compás en Esto suena a Navidad, dejando junto al coro de Entreolivos uno de los estribillos más hermosos y aplaudidos de la noche.

Y de vozarrón a vozarrón, este segundo algo más grave: el periodista Carlos Herrera apareció por sorpresa para presentar a Cantores de Híspalis con Natalia Carcetero en Mi ciudad en Navidad, que transita por los terrenos de la balada pop, que el grupo defendió con su arrojo característico; y a la que añadieron Ya nació el niño Dios junto a Julia Garrido y María Toledo.

Una velada de exquisita factura, capaz de ilusionarnos aún en las peores tormentas

En estricto seguimiento del programa de mano, la cantaora María Toledo se sentó al piano, al que se arrimaron los niños de la escuela de Cante de la Fundación Alalá de Sevilla y Jerez, para recrearse juntos un tema por tangos de la propia toledana, Desde pequeña, que levantó el coro de palmas del respetable. Esto es Alalá, el himno de la fundación, convocó sobre la tarima a sus compositores, el guitarrista Emilio Caracafé y el cómico César Cadaval, firmantes de un tema con el empuje necesario para que lo coree un estadio.

En una ceremonia plena de variedad, el coro Gospel Soul Granada nos llevó de la mano a latitudes norteamericanas con Joy to the World y Jesus Brought me out. Inevitablemente, la mayor ovación de bienvenida se la llevó Siempre Así, ídolos locales, que eligieron para la ocasión El Sentido de la Navidad, con la que sucedían a la emotiva interpretación de Milián Oneto en Una Manera de Amar. Los sevillanos llevaron su más que reconocible estilo a una composición navideña, encarando así el tramo final de la gala, que iba a enriquecerse con la rapsodia y balada dedicada a los niños del compositor Riki Rivera y más tarde con el giro rumbero de La Flaka y sus hijos, Alba y Romeo.

Un recorrido emocional que culminó con la sonoridad lírica del tenor jerezano Ismael Jordi, que elevó a los cielos Hay que sembrar en Navidad y Ángeles cantando están, junto al Coro de Amigos del Teatro Maestranza. Finalmente, la soprano Paula Ramirez –quien sustituyó a la anunciada Ainhoa Arteta– deslumbró con su voz de rayo en Que no haya soledad en esta Navidad, cierre idóneo a una velada de exquisita factura, capaz de ilusionarnos año tras año, aún en las peores tormentas.

stats