Esta ambición desmedida | Crítica

Obscenidad y masturbación

Antón Álvarez Alfaro, alias C. Tangana, Pucho para los amigos.

Antón Álvarez Alfaro, alias C. Tangana, Pucho para los amigos.

A diferencia de muchos grandes rockumentaries rodados por verdaderos cineastas, Esta ambición desmedida, que sigue los preparativos y la gira mundial de C. Tangana tras el lanzamiento del exitoso álbum El madrileño, no nace tanto como una colisión o una mirada externa al mundo del artista, sino como un astuto producto transmedia que se incorpora a la marca registrada.

El filme de sus socios Bacana, Trenas y González aspira a camuflar ese carácter autopromocional con una serie de tics propios del subgénero que insisten en la tensión entre el ex-rapero metido a neocastizo y su entorno empresarial, al tiempo en que los nervios, las inseguridades y los accidentes irrumpen como factores de azar que añaden más épica (artificial) a este relato de éxito trazado siempre desde el final del recorrido.

Esta ambición desmedida coquetea con las entrañas y roces del backstage, la profesionalidad del equipo y la intimidad como espacios donde se revela la verdadera personalidad del artista, creando la ilusión de una dialéctica entre creación y sistema que a la postre no deja de responder a la propia dinámica del negocio por más que se hable de pérdidas millonarias y malas planificaciones.

Obscena en su propio cinismo sobre las reglas y riesgos del showbusiness 2.0, la película se reviste de los filtros y las texturas de la imagen-Instagram para levantar, de La Habana a Sevilla, un monumento viajero al ego de quien está convencido de ser un genio de su tiempo incluso sin saber cantar y afinar, tal y como insiste machaconamente el personaje en otro intento de incorporar a su propio discurso de estrella los prejuicios y las críticas sobre su trabajo y su personalidad.

Trabajando siempre dentro de los confortables márgenes de su circuito cerrado, este (falso) documental tan sólo busca amplificar, celebrar y rentabilizar la propia maquinaria de la industria a la hora de fabricar e impulsar sus nuevos productos de temporada. En realidad, y esa es la gran tragedia de C.Tangana, no hay apenas diferencia entre Bisbal y él.