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La ley de Teherán | Crítica

Las cloacas iraníes

  • En la estela del cine de Farhadi, esta cinta funciona como potente thriller policial al tiempo en que retrata la crisis y la corrupción de todo un sistema social, político y judicial. 

Una imagen del filme iraní 'La ley de Teherán'.

Una imagen del filme iraní 'La ley de Teherán'.

Deudora del pulso moral, la narración de crucero y el retrato social del cine de Farhadi, también de la vertiente crítica de otra cinta iraní reciente como La vida de los demás, de Rasoulof, La ley de Teherán añade al modelo exportador y de festivales (Venecia, 2019) una insólita cualidad de género (policial y procedimental) e incluso ciertos brotes de acción (véase la espectacular persecución inicial) que hacen de ella un atractivo filme para públicos que aún tengan prejuicios sobre el cine de aquel país.

Con más de seis millones y medio de drogadictos en sus calles, las fuerzas del orden y la justicia libran una batalla cruenta y enfangada por erradicar a los capos del negocio al tiempo en que llenan sus celdas y calabozos de consumidores zombificados. En este paisaje marginal y desolador retratado sin concesiones, una brigada policial busca y persigue a uno de los líderes del narcotráfico de Teherán en una frenética jornada intensiva que prosigue luego en comisaría para mostrar todo el proceso que termine con el detenido delante de un juez.

Roustayi marca un ritmo preciso y cortante a su relato y alarga las secuencias, siempre centrado en la potencia expresiva, física y verbal de sus actores, donde Payman Maadi, al que tal vez recuerden de Nader y Simin, una separación, presta la ambigua percha moral y el estereotipo del comisario celoso y obsesivo. Más interesante aún resulta el retrato del narco y su no menos desesperada búsqueda de salida del atolladero, tramo que revela también las fisuras y turbiedades del sistema y las consecuencias y estragos personales de la criminalidad y la pena de muerte en el Irán contemporáneo.

A la postre, La ley de Teherán puede disfrutarse como un enérgico thriller policial, social y político que aspira, desde el seguimiento de un caso y sus ramificaciones, a hablar de la realidad compleja de un país que vive hoy un serio problema de drogas, marginalidad, corrupción y falta de libertades y derechos.