Nido de víboras | Crítica

Atrapa el dinero si puedes

Una imagen del thriller coreano 'Nido de víboras'.

Una imagen del thriller coreano 'Nido de víboras'.

En la mejor tradición sofisticada del nuevo thriller surcoreano, con metraje ajustado y algunos ramalazos tarantinianos en su alambicada estructura narrativo-temporal y su logrado tono amoral impregnado de humor negro, Nido de víboras mantiene ejemplarmente el pulso y los meandros de su relato coral de perdedores en la cuerda floja de la buena y la mala suerte, tipos mayormente miserables, mentirosos y mezquinos movidos por un guion calibrado y astuto que juega con sus destinos cruzados en una ciudad de neón dominada por los bajos fondos, la violencia expeditiva y algo sádica y la corrupción generalizada filmada con esa estilización marca de la casa que hace tan visualmente atractivo el cine de género de aquel país.

Basada en el manga homónimo del japonés Keisuke Sone, la película del debutante Kim Yonghoon asume la socorrida estructura capitular para presentar a sus distintos protagonistas unidos en torno a una bolsa de viaje de Louis Vuitton con mucho dinero, motor y objeto último de deseo de una trama de ida y vuelta en la que la avaricia, el azar y ese fatalismo propio del noir nos conducen de uno a otro, del modesto empleado de una sauna a la killer woman de revelador tatuaje a la que no le tiembla el pulso, siguiendo su pista y con el quiebro, el giro o la sorpresa del destino (escrito) siempre acechando a la vuelta de la esquina. Realmente entretenida y disfrutable más allá de la sensación de déjà vu