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Cultura

"He descubierto que el nazismo está más vivo de lo que pensábamos"

  • Clara Sánchez describe la presencia en España de criminales del Tercer Reich en 'Lo que esconde tu nombre', Premio Nadal

Durante la década de los 80, un periodo en el que la escritora residió en el Levante, Clara Sánchez se sintió intrigada por la presencia de antiguos nazis en las costas españolas, criminales capaces de las mayores atrocidades transfigurados con el tiempo en ancianos de apariencia beatífica que, lejos del escozor de la culpa, disfrutaban de unas vacaciones perpetuas en urbanizaciones del litoral. Esa curiosidad ante un colectivo que permanecía impune, invisible a los ojos de la sociedad con la que aún convive, es el origen de Lo que esconde tu nombre (Destino), la novela con la que Sánchez ha ganado este año el Premio Nadal.

Sánchez parte de una pregunta, la de qué le ocurriría "a estos hombres y mujeres, si ahora que están tranquilos llegara alguien que perturbara su paz", para hablar "de una parte de nuestra Historia que no ha sido muy pública, que no se debate en la calle, pero que pertenece a nuestra memoria". La excelente acogida que ha tenido el libro desde su lanzamiento, a principios de este mes, ha demostrado a su creadora que "era un tema que interesaba, que la gente no estaba mirando para otro lado, que quizás lo que ocurría es que España tenía otros problemas que resolver antes".

Narrada desde las voces de los dos personajes principales, y con la prosa precisa y fluida que caracteriza a Sánchez, Lo que esconde tu nombre cuenta la historia de Sandra, una joven embarazada que, inmersa en una cierta deriva, reflexiona sobre el rumbo que debe tomar su existencia en un pueblo de la costa levantina. En un momento de indisposición, la mujer será ayudada por un matrimonio de ancianos noruegos, Karin y Fredrik, que le ofrecen desde ese encuentro casual una compañía constante. Pero Julián, un viejo superviviente del campo de Mauthausen, pondrá al tanto a Sandra de la verdadera naturaleza de sus amigos.

Lo que esconde tu nombre articula así una trama "de tensión, de dudas, sobre esa cara que puede ocultar alguien", pero que, según su autora, "toma esto como pretexto para hablar de las emociones fundamentales del ser humano". A pesar del acercamiento a la maldad que hace, a través de la pareja de ancianos nazis y su entorno, Sánchez centra su atención en la amistad de Sandra y Julián, personajes en los que se confrontan "dos momentos históricos: la experiencia de quien ha pasado por aquello [un campo de concentración] y se expresa en los términos del bien y del mal, y una joven que se mueve en los grises, que irá perdiendo inocencia y descubriendo que la vida está hecha de monstruos".

Sandra, la protagonista, a quien le cuesta inicialmente encajar la revelación que hace Julián sobre sus vecinos, refleja la distancia con que la sociedad contempla el fenómeno del nazismo. "Cuando decía que quería contar una historia sobre esto, había gente que te preguntaba por qué quería escribir sobre algo tan lejano. El nazismo era una mezcla de irracionalidad, de extravagancia, está envuelto en una cierta irrealidad, y eso hace que lo veamos mucho más lejos de lo que fue. Psicológicamente está lejos; cronológicamente no", matiza Sánchez, antes de advertir que "todavía quedan víctimas y verdugos".

Después del fallo del Nadal, la novelista ha comprobado que, efectivamente, el nazismo no había desaparecido. La autora de Últimas noticias del paraíso recibió varios mensajes -algunos de ellos "intimidatorios", calificaban ayer desde la editorial- de nostálgicos y defensores del Tercer Reich. "Ha sido irreal descubrir que esos personajes que yo describía en el libro salían de la ficción y se ponían en contacto conmigo", asegura. Constatar que la comunidad a la que describía "reaccionaba al verse en peligro" descolocó a la escritora, inmovilizada inicialmente ante este hecho. "Al principio no sabía qué hacer con todo este asunto, si contarlo o no. Pero pensé que había que decirlo, porque significa que el nazismo estaba más vivo de lo que pensamos", opina, aunque cree que dejará de comentar este asunto "porque algo que tengo muy claro es que la novela se sostiene por sí sola".

Sánchez prefiere centrar sus energías en otras cuestiones más luminosas. El afecto hacia sus propios personajes le abre la puerta a una posible secuela -"la historia me pide que la continúe", reconoce-, e incluso a una adaptación cinematográfica, un proyecto para el que la editorial ya ha recibido ofertas pero que Sánchez sólo aprobará si se consigue "un buen guionista", alguien que comparta con la narradora su sensibilidad para la observación del material humano.

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