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Luis Masson regresa a Sevilla

  • El Bellas Artes dedica hasta septiembre una muestra a uno de los principales fotógrafos del siglo XIX, un maestro cuya biografía está rodeada de enigmas

Inauguración de la exposición de Luis Masson, en el Bellas Artes de Sevilla

Inauguración de la exposición de Luis Masson, en el Bellas Artes de Sevilla / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

Pese a ser fotógrafo, uno de los mejores y más adelantados profesionales de su tiempo, Luis Masson se presenta como una figura difuminada, rodeada de imprecisiones, tan ligada a la verdad incontestable de su trabajo como a los enigmas y a las preguntas que suscita su biografía. Ahora, hasta el 5 de septiembre, reivindica su legado una muestra en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, la misma pinacoteca –entonces llamado Museo de Pinturas– en la que Masson captó con su cámara obras de Murillo, la misma ciudad en que pasó gran parte de su vida y dejó constancia de su talento.

La producción de Louis Leon Masson, nacido en Tours, Francia, en 1835, es revisada en esta exposición que programa la Consejería de Cultura en el Bellas Artes y que reúne 88 imágenes –la mitad de ellas de la capital hispalense– pertenecientes a la Colección Fernández Rivero de Fotografía Antigua. Una cita que, aludiendo a los contornos borrosos de su protagonista, responde al título de Descubriendo a Luis Masson. "¿Por qué ese nombre?", señala Juan Antonio Fernández Rivero, propietario de los fondos junto con María Teresa García Ballesteros, ambos comisarios de esta muestra y autores de un libro homónimo sobre el francés, publicado en 2017 en Ediciones del Genal. "Porque hasta que nosotros no investigamos sobre él pasaba desapercibido", asegura el especialista, que pese a que compara la calidad de la obra de Masson con la de otros maestros como Jean Laurent o Charles Clifford apunta que "apenas se encontraban 12 fotografías de él en los libros". Tras la búsqueda en diferentes archivos, Fernández Rivero y García Ballesteros hallaron 500 imágenes de Masson, "lo que avalaba lo que nosotros creíamos: que se trataba de uno de los fotógrafos fundamentales de la España del XIX". Y el que mejor plasmó la grandeza de una ciudad como Sevilla "hasta la llegada de Emilio Beauchy. No es justo que no se le diera un hueco en la Historia".

El Gran Poder, fotografiado por Masson. El Gran Poder, fotografiado por Masson.

El Gran Poder, fotografiado por Masson. / Juan Carlos Vázquez

Para Fernández Rivero, el motivo de este silencio puede deberse al respaldo que Masson tuvo de los duques de Montpensier, "un apoyo que quizá le brindara la enemistad de la Casa Real y por lo que su trabajo no se encuentra entre los fondos del Palacio Real ni de la Biblioteca Nacional, dos referentes en fotografía antigua". Puede que esta razón –quizás formó parte en las intrigas del aristócrata– influyera en el "extraño viaje, difícil de explicar" por el que el autor dejó Sevilla, partió a Madrid, donde se instaló por unos años, y en el que recogió con su cámara escenarios de Valladolid, Ávila, Salamanca y Burgos. "Es raro que no se detuviera en Segovia, una localización tan apetecible, pero al consultar los itinerarios de los trenes de la época comprendimos el porqué: allí no llegaba el tren desde Madrid y el equipo que utilizaba era muy pesado", analizan los comisarios. La ruta llegaría hasta Hondarribia, fotografiada desde el margen del río Bidasoa en Francia, "lo que hace pensar –dice Fernández Rivero– que igual Masson se exilió allí. Su vida está llena de preguntas. Los biógrafos, en todo caso, lo trataron muy mal. Escriben que murió en 1874, que deja una viuda y un hijo, pero nosotros no encontramos pruebas de descendencia y sí de que en 1879 volvía a estar empadronado en Sevilla. Y en el 81 se vuelve a perder todo rastro de él".

Del Gran Poder tomó la que se cree que es la imagen más antigua de la Semana Santa

Descubriendo a Luis Masson, en cuya inauguración participaron la directora general de Innovación Cultural y Museos, Pía Halcón, y la directora del Bellas Artes, Valme Muñoz, que recordó que no es la primera muestra que el museo dedica a la fotografía –en 2006 se programó Realidades, a partir del singular universo de Pierre Gonnord–, reclama así la atención de un pionero, maestro de la fotografía estereoscópica, que cayó rendido a los encantos de Andalucía –la muestra incluye fotos de Granada, Málaga, Córdoba, Cádiz o Jerez– pero que quiso echar raíces en Sevilla, donde abrió estudios entre otros puntos en la calle Escobas (actual Álvarez Quintero), en Santa María de Gracia o en la antigua Génova (hoy Avenida de la Constitución). Estudios en los que también trabajaba su mujer, Lorenza Simonin, como resalta Teresa García Ballesteros. "La señora Luis [sic] también retrata a señoras", rezaba un anuncio, no ejemplarmente redactado pero sí revelador, del periódico El Porvenir.

Un álbum de los Montpensier. Un álbum de los Montpensier.

Un álbum de los Montpensier. / Juan Carlos Vázquez

Entre las estampas sevillanas que inmortalizó Masson perduran retratos de la Giralda, la Catedral, el Alcázar, el Guadalquivir. Fotografías casi espectrales donde no asoma apenas ninguna silueta humana "porque salía movida, sería un borrón con la tecnología de la que disponían entonces". Y entre ellas destaca una que tomó al Gran Poder, que Fernández Rivero cree que se trata de la "imagen más antigua que existe de la Semana Santa en España", y que no fue fácil de realizar. "La gente de la hermandad descubrió un permiso que se le dio por el que se sacó el paso una mañana, porque de noche era imposible retratarlo". Otros trabajos notables de Masson se centran en obras de Murillo, como la Visión de San Antonio de Padua y una Santa Catalina "que ha sido interesante rescatar porque se encuentra en paradero desconocido".

La 'Visión de San Antonio de Padua' de Murillo. La 'Visión de San Antonio de Padua' de Murillo.

La 'Visión de San Antonio de Padua' de Murillo. / Juan Carlos Vázquez

Además, se exhiben dos álbumes "excepcionales" que los duques de Montpensier regalaban a sus allegados –uno de ellos estaba destinado al pintor José María Rodríguez de Losada– y cuyas imágenes se proyectan en vídeos para que los visitantes del Bellas Artes puedan contemplarlas. Junto a fotografías del Palacio de San Telmo o el Palacio de Hernán Cortés de Castilleja de la Cuesta sobresale "el primer reportaje taurino de la Historia". Piezas con las que Masson regresa a Sevilla para recuperar el sitio de relevancia que siempre mereció, y dejar de ser así esa mancha desdibujada con la que llegó a la posteridad.

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