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Cultura

Mercedes de Córdoba muestra su baile íntimo y visceral en Morón de la Frontera con 'Ser'

  • Tras el éxito de su última propuesta 'Sí, quiero' en la Bienal de Flamenco, la artista encara un prometedor año con varios espectáculos en gira y la dirección de la ópera prima de Águeda Saavedra, Premio Artista Revelación en el Festival de Jerez

Mercedes de Córdoba y Juan Campallo en un momento de la obra.

Mercedes de Córdoba y Juan Campallo en un momento de la obra. / E. Artigas

Tras el éxito obtenido en su estreno en el Festival de Jerez con su última propuesta Sí, quiero (que recibió el Premio Artista Revelación a la bailaora Águeda Saavedra, el Premio Guitarra con Alma y Mejor Composición Musical al guitarrista Juan Campallo y el premio al Cante de Acompañamiento a Pepe de Pura) y la respuesta unánime de crítica y público en la pasada Bienal de Flamenco, que situó la obra entre las más destacadas de la cita, la bailaora y coreógrafa Mercedes de Córdoba confiesa encontrarse en un momento “de confianza plena” en el que, como asegura al otro lado del teléfono, “siento que mi carrera se asienta sobre bases sólidas”.

Así, con la seguridad de estar dando los pasos correctos, la artista encara un año prometedor en el que compagina la gira de esta última propuesta, con la de su anterior Ser. Ni conmigo ni sin mí, que trae este viernes 18 al Teatro Oriente de Morón de la Frontera (20 horas), dentro del ciclo Flamenco Viene del Sur y como conmemoración por el Día del Flamenco en Andalucía, viajes a Japón y la dirección de la ópera prima de Saavedra, que se estrena en el próximo festival jerezano.

Un ritmo imparable que, sin embargo, la cordobesa afronta sin prisas porque, apunta, “uno de mis objetivos como artista es no dejarme arrastrar por la inmediatez a la que a veces arrastra esta profesión”. En este sentido, la bailaora, una de las más completas y pasionales de su generación, siente los reconocimientos “como un premio al intenso trabajo emocional, físico, económico y personal que conlleva un espectáculo” pero, defiende, “lo más importante es el convencimiento propio, que tú te identifiques con eso que expones a los demás”.

En esta línea, la cordobesa, que desde que se hizo con el Premio Nacional de Córdoba y el segundo Premio en el Festival Internacional de las Minas de La Unión ha experimentado una importante evolución destacando por su carisma y su facilidad para transmitir emociones, se ha posicionado como una de las bailaoras más firmes gracias a propuestas que “cuentan lo que soy y lo que pienso”.

Para ella el arte es el modo natural en el que expresarse, por eso no cabe lo impostado -“el escenario es un gran chivato”, sostiene- y exige un constante ejercicio de sinceridad. “Mi forma de bailar y entender el flamenco al final es visceral, sensible, vulnerable y con carácter, como soy yo”.

Igualmente, sus producciones aparecen como confesiones íntimas en las que relata etapas e inquietudes distintas. Así, mientras que en Sin más, un recital que va creciendo con el paso del tiempo adaptándose a los circuitos y escenarios, persiguió exponer su manera de entender el baile, Ser apareció como un profundo “ejercicio liberador en el que me desprendí de mis miedos” y Sí, quiero como un grito contundente con el que pretende sellar su compromiso con el arte, “no sólo con el flamenco, sino también con la poesía (donde los versos de Braulio Ortiz Poole sirven de hilván al relato dramatúrgico), la danza contemporánea, la pintura… y todo aquello que me conmueve”.

Y aunque la palabra maestra le da vértigo, Mercedes de Córdoba atesora una fructífera faceta como directora, a cargo de espectáculos como Cámara abierta, de Paula Comitre, que dirigió junto a David Coria y que se hizo con el Premio al Mejor Espectáculo el pasado año en Jerez; Conmigo, que presentó en la misma cita jonda Fernando Jiménez, Premio Desplante en el Festival de La Unión; Sangre de los Hermanos Campallo y el Sonido de mis días de Gema Moneo. Una labor “distinta y apasionante que te permite compartir el amor por el flamenco con las generaciones más jóvenes y dejar tu granito de arena desde otro lugar”, apunta.

Ahora, entre ensayos y actuaciones, sólo espera volver a hacer disfrutar al público con su baile, como promete hacer en Morón con una obra “emotiva y sanadora que los espectadores sentirán como suya”.

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