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'Los días que vendrán', la paternidad en precario

Carlos Marques-Marcet.

Carlos Marques-Marcet. / Marcel Guinot / Efe

Vir (María Rodríguez Soto) y Lluís (David Verdaguer) llevan algún tiempo conviviendo sin pensar demasiado en sus planes de futuro, pero la noticia de que ella está embarazada otorga una inesperada trascendencia a su relación. En Los días que vendrán, que llega este viernes a los cines avalada por el triunfo en el Festival de Málaga –donde no dejó apenas hueco en el palmarés y se hizo con las Biznagas a película, director y actriz– el cineasta Carlos Marques-Marcet (10.000 Km.) aprovechó la circunstancia de que Rodríguez Soto y Verdaguer, pareja en la vida real, esperaban un hijo para filmar una ficción sobre el vértigo, las tensiones y las expectativas de la paternidad.

Un filme con el que Marques-Marcet, ganador del Goya al mejor director novel por 10.000 Km., continúa indagando en la incomunicación y los anhelos secretos de cada pareja, una constante que se repite en su filmografía. "Es un poco pronto para saber si tengo un universo propio", asegura el creador catalán (Barcelona, 1983) sobre sus películas. "Me interesa un cine que ayude a pensar el mundo en que vivimos. Me gusta retratar un tiempo, pero sin responder a modas: querría conseguir algo tan emocionante como eso de que alguien vea una película 30 años después y le siga llamando".

Y la realidad que recoge la cámara de Marques-Marcet es la de una generación, la que ahora ronda los 30 años, que no termina de tomar las riendas de su vida. "Mi madre me paga el móvil y el dentista. Soy un fraude de persona", lamenta Vir tras conocer su embarazo. "Pero eso", matiza el director, "tiene mucho que ver con la época que nos ha tocado. Cuando me preguntan me siento casi como un marxista de las emociones, pero pensamos en los afectos y en las relaciones como algo puro y son conceptos inevitablemente ligados a nuestras formas de ganarnos el pan", observa. "Y si no tomamos decisiones es porque hoy no tenemos ese contrato fijo y nos movemos en la precariedad. Aunque no es todo malo: al no tener las pautas tan marcadas como las tenían nuestros padres, en cierto modo somos más libres para hacer lo que queremos", comenta.

"Me gustaría que mis películas ayudaran a entender el mundo en el que vivimos"

Una precariedad en la que derechos que parecían incuestionables vuelven a estar en la cuerda floja: la protagonista de Los días que vendrán verá cómo no se materializa un contrato pendiente debido a su estado. "Por suerte hemos avanzado algo, pero hoy se dan formas más sutiles de desplazar a la mujer", opina el realizador. "Esta situación tan típica de los trabajos de uy, tiene 32 años y pareja, igual deberíamos pensar en otro candidato. A María le ocurrió algo similar, iba a interpretar una obra de teatro y le dijo al director que estaba embarazada. El director no puso problemas, pero la productora sí".

Verdaguer ya había dado muestras sobradas de su talento –no sólo en las películas de Marques-Marcet, también en Verano 1993, por la que obtuvo el Goya–, pero Los días que vendrán supone la revelación de Rodríguez Soto. "Con María ha sucedido algo muy bonito. Es una bestia del escenario, pero solía hacer personajes más jóvenes que ella, era la chica, la niña, y da la impresión de que en este tiempo, con el embarazo, se ha empoderado, ahora es otra mujer, tiene un peso distinto como actriz", señala el director. "En la película se advierte su transformación, cómo varía su cuerpo, su presencia, frente a la cámara".

María Rodríguez Soto y David Verdaguer. María Rodríguez Soto y David Verdaguer.

María Rodríguez Soto y David Verdaguer.

El largometraje es la tercera colaboración entre Marques-Marcet y Verdaguer, pero en cada proyecto el intérprete ha encarado personajes muy diversos. "En Tierra firme (2017) cogimos aspectos de su carácter, como su sentido del humor y su manera ácida de ver las cosas, y las rodeamos de rasgos que no eran suyos, la psicología de alguien que vive con cero preocupaciones, que avanza con las caderas pero no con la cabeza. Y aquí construimos a Lluís con otras partes de David, su neurosis y su necesidad de control, de organización. Todos hablan de María, con razón porque está soberbia, pero él ha logrado algo muy difícil: dar vida a alguien que no tiene por qué caerte bien y al que sin embargo comprendes".

"Las relaciones están condicionadas por la forma en que nos ganamos el pan"

En Tierra firme, la historia de una pareja (Oona Chaplin y Natalia Tena) que encuentra en un amigo (Verdaguer) un donante que les permitirá tener un hijo, Marques-Marcet ya trataba, en esta ocasión en un registro más liviano y cómico, la cuestión de la paternidad. ¿Se pueden leer aquel trabajo y el nuevo como un díptico? "La primera película estaba hecha desde la especulación de un futuro cercano, yo he vivido después muchas situaciones que había escrito previamente. Y ésta es una película hecha en presente: la urgencia por filmar un embarazo que estaba en marcha nos obligaba a lanzarnos al vacío sin saber adónde íbamos".

Marques-Marcet estrenará este otoño la miniserie En el corredor de la muerte, un proyecto de Bambú Producciones basado en el libro del periodista Nacho Carretero, "el mismo equipo que hizo Fariña. Seamos honestos: la serie es de los productores y de los guionistas, tú eres sólo un colaborador que intenta poner su granito de arena", dice el realizador, esperanzado con la expectación que despierta Los días que vendrán tras el entusiasmo que generó en Málaga. "Nunca sabes lo que lleva a la gente a los cines. Pero no puedes buscar la conexión con el público desesperadamente, sino contar la historia que quieres contar".

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