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Música

Tres días de jazz en el desierto

  • El fascinante paisaje de Galera, en Granada, ofreció un año más, gracias a su festival, una reducida instantánea de la escena jazzística andaluza

Una puesta de sol antes del concierto.

Una puesta de sol antes del concierto. / Marisa García Arias

A nadie sorprende que el Ayuntamiento de una localidad de mil cien habitantes organice un festival de jazz. La revista digital Tomajazz ha contabilizado más de 150 festivales de jazz en toda España durante la temporada de verano de los que 35 se realizan en Andalucía, la mayor parte de ellos en pequeñas localidades aprovechando la afluencia de visitantes. Son festivales modestos, sin grandes pretensiones y de presupuesto ajustado, sin más intención que ofrecer una actividad cultural de calidad a sus vecinos y visitantes. Una forma de llevar la música de jazz a donde no la hay a lo largo del año.

Es el caso del festival Jazz en el Desierto, en la localidad granadina de Galera, que el pasado fin de semana celebró su tercera edición. La variedad y calidad de los grupos programados, la singularidad de las localizaciones de algunos conciertos y el atractivo histórico y paisajístico del lugar otorgan al festival un atractivo especial.

Galera es un municipio situado en la parte meridional de la comarca de Huéscar, en el noreste de la provincia de Granada. Javier Pinteño, concejal de Cultura del Ayuntamiento, comentaba que esta edición "es la consolidación definitiva del proyecto. Después del éxito de las dos primeras ediciones, conseguimos afianzar el festival como una realidad. La idea inicial era traer a Galera una actividad cultural diferente a las que los vecinos están acostumbrados. El mundo rural está falto de ocio de calidad. Con este festival pretendemos ofrecer a nuestros paisanos la posibilidad de disfrutar de un evento musical diferente. Otro objetivo es poner a Galera en el mapa con una actividad cultural destacada que atrajera la atención hacia el pueblo. Estos fueron nuestros puntos de partida para organizar el festival".

Un programa cuidado y variado, con una selección de bandas que muy bien podría ser una reducida instantánea de lo que es el jazz hoy en Andalucía. Una puesta en escena brillante y diferente, donde la singularidad del lugar, combinada con la calidad de los músicos, hace de los conciertos una experiencia sonora única. Tres días de jazz, cultura e historia, en un entorno humano amable y acogedor, inmerso en un paisaje particularmente sugerente.

Lavin Band. Lavin Band.

Lavin Band. / Marisa García Arias

El festival comenzó el viernes con un concierto de Hispanistan Trío en el Mirador del cerro de la Virgen. Un alto en las afueras desde donde es posible divisar una panorámica del pueblo y sus alrededores. Hispanistan Trío está formado por dos músicos andaluces, José María Pedraza al piano y Joaquín Sánchez con los instrumentos de viento, y un napolitano, el baterista Alfredo Sarno. Una combinación de música folclórica de los Balcanes, sefardí, griega, andaluza, italiana y turca, en clave de jazz, con un ritmo hipnótico que nos acompañó todo el concierto. El festival no pudo tener mejor inicio.

Más tarde, en el recinto de la piscina municipal, el sexteto de Miguel de Gemma ofreció lo que en mi opinión fue uno de los momentos fuertes del festival. De Gemma presentó composiciones propias, incluidas en los dos cedés que el saxofonista tiene publicados, Arcanos (2017) y 2 (2021), y presentó un nuevo tema. Una música directa y contundente, muy elaborada y compleja, que cuando atrapa al oyente lo puede llevar por diferentes paisajes sonoros. Acompañado de una extraordinaria banda donde destacaría al clarinetista Arturo Pueyo y el fluido diálogo entablado entre los diferentes instrumentos.

Concierto de Miguel de Gemma con el cartel del festival. Concierto de Miguel de Gemma con el cartel del festival.

Concierto de Miguel de Gemma con el cartel del festival. / Marisa García Arias

El sábado 29, también en el jardín de la piscina municipal, fue la oportunidad de escuchar otra propuesta diferente, Flaco Manouche, una banda de Baza, a pocos kilómetros de Galera, que sorprendió combinando música de Astor Piazzolla, Paco de Lucía, Django Reinhardt y otros autores junto a composiciones propias. Una música alegre, divertida y vigorosa con un punto funky que animó a los presentes, todos cobijados a la sombra de un enorme arce.

Por la tarde dos microbuses llevaron al público a las Badlands de Galera. Fue el plato fuerte del festival, un concierto del Julia Duggan Quartet en el desierto. Un paisaje agreste y árido, desolador y extraño, que produce una fuerte y sugestiva fascinación –aquí Benito Zambrano rodó la película Intemperie (2019)–. El público llegó al atardecer. La transformación del paisaje con el cambio de luz durante la puesta de sol, fue el espectacular preámbulo al concierto. En el escenario, acompañando la voz de Julia Duggan, Javier Delgado al contrabajo, Álvaro Vieito con la guitarra y Javier del Barco en la batería. Además, como músicos invitados, los saxofonistas Javier Orti y Miguel de Gemma. Músicos de Sevilla, Granada, Badajoz y Zafra en un concierto memorable y mágico. Jazz vocal estadounidense y brasileño, composiciones de Thelonious Monk, Cole Porter, Chico Buarque y Antonio Carlos Jobim.

Como despedida, el domingo 30, al mediodía en el jardín de la piscina municipal, Lavin Band, la big band de la asociación granadina de jazz Ool-Ya-Koo, dirigida por Alejandro Tamayo y con Miguel de Gemma al saxo barítono. Otra propuesta diferente que añadir a lo escuchado en los anteriores conciertos, clásicos del swing, Ellington y Basie. Temas clásicos del jazz reinterpretados por jóvenes músicos granadinos.

Julia Duggan Quartet. Julia Duggan Quartet.

Julia Duggan Quartet. / Marisa García Arias

Reseñar un festival de música, como este de Galera, es imposible sin hacer alusión al paisaje y al contexto de los conciertos. Música y paisaje son indisociables. Es parte del encanto de la experiencia musical que supone asistir a los conciertos en esta localidad granadina. Un fin de semana de jazz en el desierto que además aporta una fiel imagen del sobresaliente jazz que hacen los músicos andaluces en Andalucía. Calidad, creatividad y maestría. Sin grandes pretensiones, con la naturalidad y relajo del que sabe lo que se hace, un festival de jazz puede ser un reposado paseo de varios días por un enclave acogedor que puede hacerte sentir como en casa.

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