HÉROES | CRÍTICA DE TEATRO

Hay que ser un héroe para dejarse llevar por el amor

Antonio Navarro, Laura Río y Juan Acedo, protagonistas de 'Héroes'

Antonio Navarro, Laura Río y Juan Acedo, protagonistas de 'Héroes' / Delia Márquez

La génesis de Héroes es híbrida. Escrita primero como un guion para una película vivió en 2015 una versión teatral que Antonio Hernández Centeno estrenó en Madrid con Diana Palazón, Miguel Diosdado y Raúl Tejón como trío protagonista. Ahora, con su nueva compañía andaluza, Combatientes Producciones, la repone con otro trío de actores que, desde Málaga, se proyectan al mundo entero, Antonio Navarro, Laura Río y Juan Acedo.

Hay en el teatro de Hernández Centeno un regusto por la palabra, por el verbo, que caracteriza todas sus obras. Su experiencia como guionista de series de televisión de gran éxito hace que sus textos tengan una impresionante fluidez lo que no empecé para que trate temas difíciles y que suponen un riesgo. Como ya hizo en su última obra El viaje donde abordaba la autoficción de un guionista que lo dejaba todo para emprender un viaje, o en El gol de Álex, donde se atrevía con  la homosexualidad en el mundo del fútbol, ahora en Héroes entremezcla el terrorismo con una historia de amor.

Tiene Centeno el don de dotar de un ritmo trepidante a sus escritos. Luego, llevados a escena por él mismo, los convierte en una montaña rusa en el que no te deja respirar. Héroes es una trenza que mezcla a estos seres desubicados, un terrorista (Antonio Navarro), una psicóloga (Laura Río) y un joven de veinte años (Juan Acedo). El punto de encuentro es la consulta de la doctora. El texto se sincopa, se entrecruza. Un thriller envuelto en comedia.

El autor no emplaza la acción en ningún lugar pero te da las pistas suficientes para que se te venga a la cabeza el País Vasco con cielos de Palestina. La lucha armada, muchas veces heredada de los padres, hace que Ulises, el personaje maduro, visite a una terapeuta. La reacción de un joven ante el miedo de un padre que se sabe vigilado por asesinos lo lleva, por imposición paterna, a la misma consulta.

Laura Río, qué bien mira esta actriz, se ocupa de ser un árbitro-couch entre estos dos personajes que, sin saber que comparten consulta, se han conocido en la calle y han comenzado una intensa historia de amor. Pero Centeno no deja a la doctora sola, la dota de una historia propia donde se debate entre seguir con su pareja o vivir sola.

Terrorismo, amor redentor y desamor son los tres pilares que sustentan esta obra de Centeno que recupera ahora desde Andalucía. Para este tour de forcé necesita a tres inmensos actores. Laura Río se enfrenta a su papel sola. Lidia con su separación en un monólogo constante que nos hace sentir su angustia ante la posible pérdida del ser amado. Antonio Navarro, más curtido, con más tablas, alterna el asesino en que se ha convertido con el amor que ha surgido en él y que trastorna todo el andamiaje mental en el que desarrolla su vida de criminal. Juan Acedo borda, con una naturalidad exasperante y refrescante que conmueve, la llegada del amor que vive como un adolescente y en el que se zambulle de cabeza sin conocer las consecuencias. Centeno, como autor y como director, disfruta hablando de sexo y lo trasmite. La sexualidad se hace patente tanto en la vida de la mujer como en la de los dos amantes masculinos. Se muestran los cuerpos distintos de esta relación entre un maduro y un joven. No se apagan las luces.

Antonio Hernández Centeno, ahora recuperado para Andalucía, vuelve cargado de su experiencia desprejuiciada del teatro que se hace en Madrid, un teatro contemporáneo, que trata temas del día a día y que no está anclado en la experimentación permanente. Héroes tiene el sello del teatro pensado para el público pero que no rehúye tratar temas trascendentes ni incómodos como el terrorismo o la homosexualidad. Bienvenido a casa, Antonio.

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