Una historia de Andalucía (con aquellos que no tuvieron historia)

Pueblo | Crítica

Se publica un libro inédito del escritor andaluz Julio Mariscal, fundador del grupo poético "Alcaraván", el cual acogió las principales voces de la poesía española del tardofranquismo y la Transición

El poeta Julio Mariscal, junto con alumnos de la escuela de Paterna
El poeta Julio Mariscal, junto con alumnos de la escuela de Paterna / M.G.

Arcos de la Frontera es un municipio cuya ubicación nos recuerda al propósito de la poesía: alcanzar una imagen que nos detenga. Descubrir una vista insólita. Una vista que por más que la veamos siempre nos parece enigmática, extraordinaria. Un poco como lo que dijo Carlos Pardo del dolor: la poesía siempre es una primera vez. Quizá sea esa disposición geográfica de Arcos de la Frontera una de las causas que lleva al municipio a ser lugar propicio para la poesía. Por ejemplo, con el recordado grupo Alcaraván, de Carlos y Antonio Murciano, directores de sus actividades, de su revista, de su editorial. Una editorial en la que publicaron, si no tropieza la memoria, Manuel Mantero, Fernando Quiñones o un jovencísimo Antonio Burgos. Un catálogo que conviene revisar. Estudiar. Leer. Divulgar. Por esos muros estrechos de Arcos de la Frontera cupo buena parte de la poesía que se estaba escribiendo en la segunda mitad del pasado siglo. Esta blancura del pueblo fue la página de Juan Ramón Jiménez, de Luis Rosales, de Alberti o José María Pemán.

En este contexto hay que añadir otro nombre a la nómina: Julio Mariscal. Del autor de Poemas de ausencia o Último día se publica ahora un libro inédito, Pueblo, en cuyas páginas se relata, en breves narraciones –cercanas a la prosa poética-, las rutinas de Paterna de Rivera, la localidad gaditana en la que Mariscal ejerció de maestro. Estos escritos, y aquí lo admirable, nos hablan de lo insustancial, pero la literatura -su artificio sin artificios- suprime el localismo, y así nos encontramos en cualquier lugar de la Andalucía de posguerra. Con sus calles reales, sus silencios crueles, sus lutos resentidos, sus cuentos tétricos. “Su carbón y su espina, su rojo aletear de pólvora y vinagre”, escribe el autor gaditano en uno de los soberbios fragmentos del libro. El hallazgo, editado por Ediciones Impresiones –con dedicación del escritor Juan Sánchez-, aporta a la trayectoria del autor arcense.

Julio Mariscal, en la órbita del Romero Murube de Pueblo lejano o del Muñoz Rojas de Las cosas del campo, atiende en estos textos a esas insignificancias de la historia que sin embargo son fundamentales para comprender el significado de la historia. Es un trabajo similar a la labor del poeta: advertir la revelación en el detalle prescindible.

La edición cuenta con un oportuno prólogo del escritor Pedro Sevilla, quien explica una de los aciertos clave de Mariscal a la hora de narrar esta intrahistoria del pueblo gaditano: la “dignidad” que se concede en cada pasaje, a cada protagonista, en cada episodio. Una mirada del poeta que nos ayuda a “recrear todo un siglo” –concluye Pedro Sevilla- “para verlo todo más claro, con piedad y memoria” –añade-. Pueblo, de Julio Mariscal, supone por tanto un testimonio histórico en el que se relata las vidas de aquellos que no suelen tener historia.

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