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Cultura

El incierto futuro del ICAS

  • La presentación de la web de I+CAS deriva en un cruce de reproches sobre la supuesta hegemonía del arte tecnológico en el centro municipal.

Quizás todo se deba a un mero problema de enunciado. Oficialmente, hoy se presentaba en el Centro de las Artes de Sevilla la imagen corporativa y la web del proyecto I+CAS, dirigido por Jesús Alcaide y destinado a la investigación de conexiones entre arte y nuevas tecnología, a la producción de creaciones encuadrables en tan elástica categoría y a la difusión de las mismas. Sin embargo, y al mismo tiempo, se anunciaba la presencia en el CAS de "artistas, colectivos, comisarios, festivales y representantes de todo el entramado cultural de la ciudad en el ámbito de las artes, con el objetivo de establecer un debate abierto sobre el futuro del I+CAS". Y, en efecto, en eso terminó convirtiéndose la accidentada presentación.

Alcaide, que considera a I+CAS un "proyecto frágil que necesita ser cuidado con cariño", comparecía junto a la nueva delegada de Cultura, María del Mar Sánchez Estrella; al diseñador Pablo Gallego, responsable de la nueva marca gráfica del proyecto, y a Fernando de la Vega, de Zemos98, encargado del diseño de la web.

El director del proyecto, cuyo contrato termina a finales de este mes, comenzó recordando cómo éste se puso en marcha gracias a una subvención del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio con el objetivo de "convertirse en un centro de producción en investigación  de nuevas redes en torno a la creación contemporánea". La intención última, mudar la piel del Convento de San Clemente en la de un espacio "capaz de asumir el riesgo del arte del siglo XXI".

En este sentido, recordó los frutos de estos meses de trabajo desde la puesta en marcha de I+CAS en julio de 2010 y citó, entre otras, las colaboraciones con el programa Arte y Pensamiento de la UNIA o con el Netherlands Media Art Institute, así como la presencia en el centro de autores vinculados a las nuevas tecnologías (Lee Ranaldo, Agustín Fernández Mallo…).

De igual modo, Gallego y De la Vega se centraron en lo suyo. El primero introdujo la marca corporativa del centro, fundamentalmente ideada para la red, donde pueden comprobarse sus dinámicas virtudes: líneas verticales de diversas longitudes que se reordenan hasta configurar el logo de I+CAS y que constituyen una tipografía específica facturada para la ocasión, la castype; el segundo, explicó la estructura de la web, que se pretende tanto contenedor archivístico de actividades como herramienta interactiva entre el centro y sus visitantes, accesible además desde cualquier dispositivo.

Ya en el turno de preguntas, la primera y obvia: ¿cabe hablar del futuro de I+CAS cuando aún no se conoce el porvenir del espacio que lo alberga, el Centro de las Artes de Sevilla, ni del propio organismo que lo sustenta, el Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla? "Estoy estudiando a fondo su funcionamiento", dice la recién aterrizada delegada de Cultura, quien aplaza hasta septiembre, fecha de presentación de los nuevos presupuestos municipales, cualquier decisión al respecto. Sí reitera, no obstante, algunas de las directrices ya expuestas en otras ocasiones: reorganización la estructura de personal del ICAS, primando a los funcionarios municipales y otorgando a los profesionales "funciones claras".

Sánchez Estrella insiste en que "la situación económica del Ayuntamiento es extremadamente delicada" y en que hay que "adelgazar" partidas para hacer frente a las deudas, sin descuidar, en la medida de lo posible, las destinadas a programación de actividades. Al asumir además una delegación múltiple -Cultura, pero también Educación, Juventud y Deportes-, recuerda la necesidad de analizar a fondo los contenidos para reequilibrar los presupuestos y evitar duplicidades.

Entre el personal presente surgen discrepancias. No con la delegada, quien al fin y al cabo decidirá el destino de las futuras partidas, sino con Alcaide. Comisarios de exposiciones y responsables de galerías lo acusan veladamente, cuando no abiertamente, de monopolizar el CAS en favor del arte tecnológico, desestimando otras vertientes de la creación contemporánea. Hay incluso quien personaliza, quejándose de que sus propuestas particulares no han sido atendidas, e insiste en la necesidad de crear un Centro Municipal de Arte Contemporáneo que comparta espacio con la pintura y la escultura.

"Cuando ustedes quieran -interviene la delegada- convocamos un debate sobre arte contemporáneo. Pero hoy estamos aquí presentando la web del I+CAS y su imagen corporativa". Nada, como quien oye llover...

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