Juan del Val, Premio Planeta 2025: "El sexo y el deseo explican a mis personajes"
El escritor y colaborador televisivo se pregunta "de quién nos enamoramos y por qué" en 'Vera, una historia de amor', el libro con el que ha conquistado el galardón.
Juan del Val logra el Premio Planeta con una obra de trasfondo andaluz
Juan del Val, Premio Planeta 2025 por Vera, una historia de amor, aseguró que las escenas de sexo en sus novelas "no son gratuitas" y que este recurso "es una manera de explicar a los personajes. El deseo o la ausencia de deseo te dicen dónde están, y en estos encuentros surgen sus inseguridades, miedos y ansiedades". En su nuevo y galardonado libro, el autor narra la historia de una mujer de 45 años, la Vera del título, "que sale de un lugar en el que se ha hecho pocas preguntas, la sociedad sevillana en la que ha sido esposa de Borja, un marqués". Esta protagonista vivirá la pasión con alguien más joven, Antonio, "que viene de un sitio muy distinto y es un chico de barrio de Madrid. Los dos se aportan pureza e interés. Una de las cosas que quería preguntarme en este proyecto era de quién nos enamoramos y por qué", adelantó Del Val.
En la rueda de prensa posterior a la concesión del premio, ya de madrugada, el ganador del Planeta defendió que "hay mucho psicoanálisis detrás de mis libros, conozco muy bien a los personajes. Me gusta hablar de las dudas, que es una de mis obsesiones", dijo, antes de admitir que en sus creaciones "yo me nutro de lo que vivo" y por eso, porque ha estado rodeado de "gente de mucho brillo, como mi madre o Nuria [Roca, su pareja]" le atrae "el universo femenino. Conozco a muchas mujeres que podrían ser Vera, y Vera también soy yo". El madrileño asintió cuando le preguntaron si era feminista, y afirmó remitirse a los hechos: "En mis novelas siempre hay una mujer que evoluciona y acaba tomando las riendas de su vida". Sobre su presentación al Planeta con el seudónimo de Elvira Torres, comentó que "hay mucho de femenino en mí y no habría concebido utilizar el nombre de un hombre".
Sobre el escenario escogido para su novela, Juan del Val señaló que "Sevilla es una ciudad que me apasiona, donde he tenido grandes vivencias con amigos, y me apetecía que se desarrollase allí", explicó sobre una obra que "intenta contar Sevilla" y en la que desfilan "algunos tipos reconocibles, incluso para gente de fuera. Sevilla tiene mucho que ver con la pasión, tanto para lo bueno, que es mucho, como para lo malo. Hay muchos bares en la novela porque a mí me gustan mucho los bares, y sale el barrio del Arenal que es casi mi barrio".
Carmen Posadas, miembro del jurado que le concedió a Del Val la gloria y el millón de euros del Planeta, contó que ante Vera, una historia de amor "albergas la impresión de que es una historia convencional, pero el libro tiene muchísimos matices" y aplaudió la mirada "políticamente incorrecta y siempre inteligente" del escritor, también las "píldoras de sabiduría" que encierran esas "escenas de sexo muy interesantes". Del Val se definió entonces como "amante de lo fácil y enemigo de lo simple. Yo reivindico en todo lo que hago la palabra entretenimiento, y a partir de ahí me pongo a trabajar", confesó el colaborador de programas como El hormiguero o La Roca, que opinó que "la literatura está hecha para la gente, no para la élite. Este premio es literario y es comercial, y quien lo vea como algo menor se equivoca. La literatura debe ser algo popular".
Así, el primer objetivo de Juan del Val cuando escribe "es entretener, y después ya vienen hacer reír, llorar, emocionar, excitar. Quiero que el lector sienta que el viaje ha merecido la pena. Pero no me interesa lanzar mensajes. Yo cuento cosas, pero el público es al final el dueño del libro", expresó. Vera, una historia de amor tendría dos lecturas: "Una más superficial, y otra que puede llegar a doler".
"Este premio es literario y es comercial, y quien lo vea como algo menor se equivoca. La literatura debe ser algo popular", defiende Juan del Val
Del Val, que al recoger el galardón evocó al joven "destinado al fracaso" que fue, quiso tener unas palabras con ese muchacho. "Le diría que lo más bonito de la vida es que nunca se sabe. Yo vivo desde hace mucho tiempo entendiendo que cualquier cosa buena que me pase es un acontecimiento, y celebrándolo. La felicidad es una voluntad, somos en cierto modo lo que queremos ser", declaró, aunque también se mostró consciente de la "enorme suerte" que lo había acompañado hasta allí.
La finalista del Planeta, Ángela Banzas, detalló que su obra, Cuando el viento hable, se inspira en un doloroso episodio de la infancia, cuando con siete años ingresó en el hospital y coincidió con otra niña de nombre muy similar, Ángeles, y sobre la que "pesaba un diagnóstico fatal. Me impactó horriblemente, entonces y todavía hoy, saber que un niño puede morir", recordó la escritora gallega, que sacaba de la biblioteca de la clínica libros que leía a su amiga. En sus terribles circunstancias, aquella paciente "podía ser una princesa que libraba a un pueblo de un villano" gracias a la imaginación de los cuentos, un episodio que para Banzas demuestra que "la literatura no sólo entretiene, también sostiene".
La autora parte de este capítulo que "te da una perspectiva de la vida" y ambienta su historia en otra fecha, la "larga noche de difuntos y ausentes de la posguerra", donde retrata "la crudeza de una época en la que una generación tuvo mucho que bregar". Pero dentro de estas páginas "también hay una historia de amor. Es la primera vez que escribo una historia de amor bonita", anunció, uno de los elementos con los que Banzas se propuso "poner una vela blanca en el horizonte" con esta obra. "Yo quería esperanza", reveló.
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