El huevo de la serpiente neofascista

Jugar con fuego | Crítica

Vincent Lindon en una imagen del filme de las hermanas Coulin.
Vincent Lindon en una imagen del filme de las hermanas Coulin.

La ficha

*** 'Jugar con fuego'. Drama, Francia-Bélgica, 2024, 119 min. Dirección y guion: Delphine y Muriel Coulin. Fotografía: Frédéric Noirhomme. Música: Pawel Mykietyn. Intérpretes: Vincent Lindon, Benjamin Voisin, Stefan Crepon.

Vincent Lindon es un trabajador ferroviario de una localidad de provincias del Norte de Francia, viudo y con dos hijos veinteañeros. El mayor de ellos tiene un fuerte carácter y simpatiza con grupos neofascistas de ultraderecha, el menor aspira a entrar en la Sorbona y marcharse a vivir a París.

Las hermanas Coulin (17 filles, La escala) sirven pronto el destino trágico de sus criaturas en un triángulo de resonancias bíblicas que aspira a hablar tanto de los primarios lazos de sangre como de la Francia de hoy y sus cuitas políticas y sociales. Pero su foco está siempre en ese padre que ve venir lo inevitable aunque tampoco puede hacer gran cosa por pararlo. Lo intenta con las viejas estrategias de la camaradería masculina, con el diálogo a la mesa, con la vigilancia y la amenaza incluso, pero cuando la serpiente ya ha puesto su huevo en el nido es difícil frenar lo que sigue.

Jugar con fuego tiene así muy trazado su camino, lo que permite a las Coulin jugar con las elipsis y llegar un poco tarde a los acontecimientos fatídicos, incluido ese juicio y su discurso que aspiran a ser el clímax emocional de un filme al que le falta tal vez más pegamento entre personajes y le sobra dialéctica de manual. Entre medias, es Lindon quien sostiene el esqueleto del relato, los gestos que lo anclan entre la culpa, la fatalidad y la posibilidad del perdón. La película no trampea salidas falsas ni ofrece soluciones, instalada en un pesimismo que se quiere tan sacrificial como banderín de alerta.

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