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Historia y mitología del jazz moderno

Köln 75 | Estreno en 'Asómate al Patio'

Hoy viernes (22h.) se proyecta en el cine de verano de Diputación 'Köln 75', que recrea las vicisitudes del concierto de Keith Jarrett en la Ópera de Colonia en 1975 que dio lugar a uno de los más memorables discos de piano del jazz moderno.

John Magaro es Keith Jarrett en 'Köln 75'.

La ficha

*** 'Köln 75'. Drama, Ale-Pol-Bél, 2025, 116 min. Dirección y guion: Ido Fluk. Fotografía: Jens Harant. Música: Hubert Walkowski. Intérpretes: Mala Emde, John Magaro, Michael Chernus, Alexander Scheer, Ulrich Tukur.

El TheKöln Concert de Keith Jarrett publicado por Manfred Eicher en su sello ECM ostenta el récord de ser el disco de piano solo más vendido de la historia del jazz y su gestación estuvo rodeada de toda una larga serie de anécdotas, errores y vicisitudes que casi dieron al traste con su grabación o dan cuenta de una errónea velocidad de reproducción que ha hecho que llevemos cincuenta años escuchando sus improvisaciones trascendentales más rápido o con uno sonido más metálico del que oyeron quienes se reunieron en la Ópera de Colonia casi en la medianoche del 24 de enero de 1975.

Aquel disco marcaba también un antes y un después en la historia del jazz derribando precisamente aquella etiqueta como límite o nicho moribundo para aficionados selectos y abrirla a un nuevo terreno desconocido donde la libertad y la improvisación, la desnudez absoluta del pianista ante el teclado, los géneros y la audiencia, marcaban un nuevo sendero para la música contemporánea.

El anecdotario adyacente, lo contaba Salvador Catalánaquí mismo hace unos meses, nos habla también de la jovencísima e inexperta promotora de aquel concierto, Vera Brandes, del alquiler in extremis de la sala clásica para un evento de jazz, de un piano perdido finalmente cambiado por otro de mucha menor calidad y peor sonido, de un Jarrett exhausto por sus dolores de espalda y su gira interminable o de su negativa a tocar en aquellas circunstancias casi hasta el último minuto.

Todo eso, menos el concierto y su maravillosa música, está en esta entretenidísima película que recrea el andamiaje y la trastienda de un hito musical desde el doble foco de esa promotora, una loba del jazz, interpretada por una deslumbrante Mala Emde, y ese pianista (un John Magaro también extraordinario más allá de la caracterización) enfrentado a sus fantasmas creativos y a sus penurias físicas lejos de casa, en esa vieja Europa donde la industria de la música aún no se había comido a los artistas y donde aún se respetaban el talento y las apuestas de riesgo.

Köln 75 funciona a veces como una contrarreloj contra los elementos (con el final sabido), en otras como un verdadero canto a los últimos héroes y valedores de la música de vanguardia. En su prólogo y epílogo habla también del impulso juvenil y de la necesidad de matar al padre, incluso de la suerte como factor determinante en la escritura de ciertas leyendas que se convierten en mitología de la cultura popular.

Tan apasionada como desigual, la película de Ido Fluk tiene, decíamos, la gran virtud de dejar en off su momento cumbre, quien sabe si por cuestión de derechos o por decisión propia. Y ese gran vacío rodeado de vicisitudes, pequeñas lecciones (a cámara) de historia del jazz y de la promoción musical como oficio kamikaze, se acaba convirtiendo precisamente en el agujero negro del que irradia la energía y la fuerza de un filme que disfrutarán especialmente los melómanos y mitómanos, no digamos ya los muchos miles que tienen en sus casas el Köln Concert, pero también cualquier espectador dispuesto a experimentar el frenesí de la gestación azarosa e inopinada de una obra maestra en una época donde aún eran posibles.

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