Un laberinto de puertas y jeroglíficos
‘Sombras de bestias y coches. Variaciones’ es la propuesta con la que Andrés Aparicio ha inaugurado la sala de fundición de la Real Fábrica de Artillería.
La época dorada de la cartelería en Sevilla
LA FICHA
'Sombras de bestias y coches. Variaciones’. Andrés Aparicio. Real Fábrica de Artillería de Sevilla. Hasta el 20 de julio.
Al entrar en la nave de fundición de Artillería, un inmenso espacio dividido en dos niveles se abre ante el espectador. Cuando se atiende al espacio superior, sobre la gradería, empiezan a intuirse los colores de la pieza de Andrés Aparicio (Villarrasa, Huelva, 1989). Una vez arriba, el espectador se encontrará con Sombras de bestias y coches. Variaciones. Tres grandes estructuras de madera y dos piezas sobre el suelo generan un recorrido en el que el espectador puede transitar. Por su naturaleza laberíntica, dependiendo de la perspectiva en la que se observe esta instalación, el espectador se encontrará con los anversos de unas obras, los reversos de otras y los huecos existentes tanto dentro las propias estructuras de madera, como los que hay entre estas.
En estos tiempos, donde tanto las imágenes como las ciudades son sometidas a una serie de procesos de simplificación y homogeneización para facilitar su consumo como productos, la obra de Andrés Aparicio (Villarrasa, Huelva, 1989) parece salvaguardar la complejidad inherente a las ideas de imágen y ciudad. Como el entramado de callejones llenos de pintadas al que el turista nunca llega y si llegara, se perdería y no lograría entender el significado de esas pintadas. La idea opuesta a los núcleos turísticos de ciudades que, aunque separadas por miles y miles de kilómetros, cuentan con los mismos establecimientos; la idea opuesta a la imagen simplista y superficial que se viraliza en redes sociales.
Esto se refuerza con la visión poética de la puerta o de la verja, tan presente en la obra de Andrés. La puerta como el umbral que pone en tensión lo conocido y lo desconocido, lo visible y lo no visible; la puerta como una frontera entre lo público y lo privado, entre lo urbano y lo doméstico; la puerta como interrogante. A esto se le añaden, como una suerte de jeroglíficos, los grafismos y pintadas que encriptan un lenguaje que a su vez, al igual que el lado inverso de la puerta, el paseante, el flâneur, desconoce.
De un modo coherente y natural se han cruzado lo artístico y lo artesanal en una obra donde la presencia de la madera trasciende su función como simple soporte.
Su estancia en Palermo (Italia), a través de una beca Erasmus, ha influido enormemente en su obra. Más allá de los elementos urbanos o de las pintadas que Andrés se ha ido encontrando en sus diferentes viajes a la ciudad siciliana y que ha ido integrando en su trabajo, hay algo que ha permeado en su obra y que tiene que ver con el ritmo y arquitectura caóticos, con los mercados al aire libre entre callejuelas abarrotadas o con la ropa tendida en las ventanas de edificios envejecidos y deteriorados. A su vez, el trabajo de Andrés Aparicio tiene algo de minucioso y delicado, desde la propia pincelada hasta la forma de colocar el papel en el bastidor, que evoca a la pulcritud del trabajo del escultor barroco Giacomo Serpotta (Palermo, 1656 - Ibídem, 1732), cuya obra, presente en algunos de los pequeños y exquisitos oratorios de la ciudad (como los de Santa Cita, Santissimo Rosario o San Lorenzo), contrasta con ese ritmo y arquitectura anárquicas propias de Palermo.
Puede que esa sutileza en el modo de trabajar de Andrés tenga que ver con su oficio como carpintero. Oficio aprendido en el taller familiar junto a su padre y a su tío y que ha sabido integrar en su trabajo artístico hábilmente. Así, de un modo coherente y natural, se han cruzado lo artístico y lo artesanal en una obra donde la presencia de la madera trasciende su función como simple soporte, como mero bastidor, tomando un protagonismo similar al de la propia pintura y que es visible tanto en este como en muchos de los trabajos de Andrés Aparicio de los últimos años.
Se podría decir que Sombras de bestias y coches. Variaciones es la continuación o readaptación del proyecto presentado por Andrés para su beca Iniciarte en el Museo de Jaén. Es interesante cómo, por el montaje modular de las estructuras de madera, la obra puede transformarse, mutar, adaptarse a otros espacios. Estando conformada por las mismas obras (en su mayoría), el recorrido que puede llevar a cabo el espectador a través de la pieza se reconfigura, transformando así la narrativa y las diferentes lecturas que devienen de esta. El proyecto se podrá visitar hasta el 20 de julio.
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