Un universo propio
Leica Format | Crítica
Dasa Drndic firma una poética y errante obra sobre la memoria y los viajes
La ficha
'Leica Format'. Dasa Drndic. Automática. Madrid, 2021. 408 páginas. 22,50 euros
El nombre de la croata Dasa Drndic (Zagreb, 1946-Rijeka, 2018) se vincula sobre todo al forzoso recambio de la identidad posyugoslava y, en lo personal, al esfuerzo estilístico por crear un concepto de novela total. El estupendo prólogo de Miguel Roán dedicado a Leica Format y a la obra de Drndic hace insolvente toda crítica añadida.
Autora también de Trieste (que la editorial Automática debiera reeditar bajo extorsión amiga), la literatura de Drndic impresiona no sólo a quienes gustan de la visita a los demonios balcánicos. Novela fragmentaria, como colectánea de vidas ajenas, Leica Format no deja de ser una indagación de la autora sobre sí misma. No hablamos de autobiografía. Hablamos, como indica Roán, de autorreflexión. Se compara a Drndic, entre otros grandes escritores europeos, con W. G. Sebald. Compartimos el vínculo, pero lo abrimos también a otros autores contemporáneos, que traslucen en su obra el denuedo alegórico y obsesivo que les lleva a escribir novelas de un modo y no de otro. Los universos de la mente crean estilos y el talento sonámbulo los pone negro sobre blanco con trabajo y escasas musas.
Leica Format recuerda en parte a Mircea Cartarescu por cuanto Drndic, más que recurrir a la muerte, nos acerca a ella a través del menudeo de la enfermedad, de la decadencia celular de los cuerpos. Por otra parte, nos ha recordado también a la literatura de vuelo nocturno de Mathias Enard, que tanto tiene de viaje, igualmente obsesivo, al pasado en clave de guerra y de memoria fría de la barbarie e incluso del amor.
Dirá el lector que, en fin, en verano se prefieren otras lecturas más delgadas. Será así para quien quiera airear el tomo de evasión en la playa. Leica Format exige compromiso y, por eso mismo, nos abre a la complicidad con los temas que la conciencia personal y colectiva no logra despejar a córner. Entre Rijeka, Zagreb y Belgrado mayormente, Drndic escribe a saltos sobre la memoria para recordar los nombres de los perdedores y, al fin y al cabo, de los ajusticiados por la malignidad del pasado (ya sea en el campo de exterminio de Jasenovac en Croacia o en clínicas eugenésicas y experimentales en la Alemania nazi o en los propios Estados Unidos). El fascismo siempre vuelve bajo nueva muda. El nacionalismo balcánico, como animal de fondo, es otro retorno del fascismo. Si vuelve es porque nunca acaba de irse.
Las ciudades invisibles de Italo Calvino aparecen una y otra vez más allá de la cita intelectual o bien traída. El cosmopolitismo de Drndic, que se trasluce en el estilo potencial, no resulta grandilocuente. Como sugiere Miguel Roán, el tono cosmopolita de la autora y de su obra parte de una insobornable intimidad. El exilio, la emigración, el depósito oscuro de la historia va creando la miscelánea de Leica Format.
Ficción y trampantojo real, la novela reafirma el recelo de la autora como juego literario. "Cuando siento que un autor lo está inventando todo, no lo creo". Las ciudades invisibles de Calvino son todo menos ficticias. Los nombres invisibles de Leica Format tampoco lo son.
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