Torpe thriller trilero

Un poco a destiempo y fuera de tendencias, Parecido a un asesinato recupera al veterano Antonio Hernández (Lisboa, En la ciudad sin límites, Los Borgia, Capitán Trueno) al mando de un aseado artefacto de género que aspira a conquistar los nervios de su espectador a golpe de sustos y cambios de punto de vista en el foco de su relato cuádruple sacado de la novela de aeropuerto de Juan Bolea.

Blanca Suárez parece, en principio, la víctima de un acoso de su ex-marido violento (Tamar Novas) en su nueva vida acomodada junto a un escritor de éxito (Eduardo Noriega) y su hija adolescente (Claudia Mora). Pero no crean. Se suceden entonces tres perspectivas más sobre su historia que revelan nuevas circunstancias y sospechas, caminos (anunciados) más truculentos entre imágenes robadas de cámaras digitales y montajes alternativos.

Ambientada entre casas de diseño y refugios en el Pirineo oscense a vista de drone, Parecido a un asesinato asume literalmente el efectismo artificioso de su guion (los más optimistas hablarán de efectoRashomon) sin capacidad para trascenderlo, y ya de paso va rebajando involuntariamente grados de suspense o tensión dramática a medida en que voltea las cartas de su juego marcado. Tal vez en el cine español de los años 90 la cosa hubiera tenido un pase. Hoy por hoy, no deja de ser un trasnochado y torpe thriller asusta-viejas.