Duelo de idiotas
Playa de lobos | Crítica
El otrora rey de la taquilla española Dani Rovira y el no menos popular actor argentino Guillermo Francella (de moda tras el éxito de las series Nada y El encargado) vienen al rescate imposible del gallego Javier Veiga en este su segundo y exasperante largometraje como director (Amigos hasta la muerte), una comedia negra de situación casi única y quiebros que se quieren sorprendentes ambientada en Fuerteventura.
La cosa va de un patético e interminable duelo playero entre un hamaquero con pocas luces (un Rovira cargado de tics infantiloides) y un supuesto turista sueco-argentino (Francella, en su línea verborreica habitual) que se estira hasta la náusea creyéndose escrito por el mismísimo Joseph L. Mankiewicz cuando sus diálogos, su trama, su desarrollo y sus giros de trilero manco no pasan del sainete plúmbeo con fondo de film commission, ridículos interludios musicales carnavalescos, inmersiones submarinas con meros digitales y unas intenciones ocultas tras el aparente encuentro fortuito y su escalada dialéctica.
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