Cultura

Una tediosa velada fuera de estilo

VII CIclo de órgano de la Universidad de Sevilla. Programa: Obras de G. Caccini, anónimo italiano s. XVII, G. F. Haendel, J. S. Bach, A. Corelli, J. A. García y P. A. Locatelli. Órgano: Miguel A. García. Violín: Vladimir Dmitrienco. Lugar: Iglesia de la Anunciación. Fecha: Martes, 19 de mayo. Aforo: Lleno.

Sevilla posee un importante patrimonio organístico, bien conocido por los aficionados merced a los ciclos municipales organizados desde hace años por el propio Miguel Ángel García. Por ello no acabo de entender que la Universidad de Sevilla organice su propio ciclo, lo centre en el limitado instrumento de la Anunciación (un limitado híbrido estilístico de 1975) y de tres conciertos sólo programe uno de órgano solo. Por no mencionar la incomparable (porque no hay otra peor en la ciudad) acústica de este templo, aún más emborronada al situar al violinista en el coro alto junto al órgano.

Para que el cierre de ciclo fuese aún más gris sólo faltó, como realmente ocurrió, un programa basado en sonatas barrocas ejecutadas sin un atisbo de acercamiento a los presupuestos interpretativos de este repertorio. Tras más de medio siglo de investigaciones y renovaciones interpretativas, un violinista tan brillante en otros estilos como Dmitrienco sigue tocando a Corelli, Haendel y Locatelli con el mismo fraseo pesante, el mismo abuso del legato, el desprecio de los acentos y la nula ornamentación de siempre. Por no hablar del falso Caccini, acaramelada falsificación de Vavilov, con que se abrió la tarde. Por su parte, el organista sólo brilló en un vivo y claro coral bachiano .

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