El verano estaba reservado tradicionalmente para el ruido de las chicharras, el aire tórrido y quieto de la canícula, las siestas largas, el rumor del rebalaje, los pies descalzos... Pero en Andalucía volvemos a producir más realidad de la que podemos soportar a cuarenta grados; vaya última semana de julio entre Santiago Apóstol y San Ignacio. Incluso ha reaparecido la tentación de citar el Mersault de Albert Camus, con las cabezas perdidas bajo el sol implacable. La legislatura de la mayoría absoluta de Juanma Moreno, que parecía reservarse un comienzo plácido como el mar de agosto,  arranca con sobredosis de actualidad. Eso sí, el barómetro postelectoral del Centro de Estudios Andaluces viene a corroborar su conexión con el talante de los andaluces, a los que inspira tranquilidad. Nadie esperaba que la ‘la paradoja de la satisfacción’ cambiase tan rápido de acera.

Empecemos por el final para remontar la semana.

Olona se despide

Viernes 29.- Vox empezó su ascenso en Andalucía; ¿está anunciando su declive también en Andalucía? La decisión de Macarena Olona suscita muchas incógnitas, por supuesto sin cuestionar sus motivos: la salud es un asunto privadísimo que hay que respetar, sin más. Los análisis políticos, sin embargo, exploran el contexto de esta salida el último día hábil de julio. Olona llegó bajo una aureola estelar y las cosas nunca han funcionado. Por decirlo de modo simple, no parecía ella y eso ya es un error irreparable. ¿La castigó la dirección a no salir de Andalucía con un rol plano para su perfil? ¿Su marcha tendrá en Vox un efecto semejante a la salida de los fundadores en Podemos? Estos días se siguen algunas pistas en las hemerotecas, mientras afloran tensiones en el partido, entre dimisiones y provincias con desafíos cismáticos. Y sobre todo, se intuye la desconexión. Ocho de cada diez andaluces celebran que no hayan entrado en el Gobierno. A uno de cada cuatro, ella les provoca ansiedad o provocación. Olona, en todo caso, necesita volver a ser Olona. Recuperar la salud y todo lo demás. Anuncia que volverá, por supuesto... pero no a la política.

Cinismo de Moncloa

Jueves 28.- Juanma Moreno es recibido por Pedro Sánchez, tras sus homólogos gallego y castellanoleonés. La percepción generalizada es que recibía a los tres presidentes del PP como coartada, antes de hacer balance del curso, para difuminar el excesivo entreguismo a Esquerra y el ventajismo de Cataluña escenificado la víspera. Pero es imposible disimular esto. El modo en que Isabel Rodríguez negó que Andalucía haya solicitado una bilateral, con cierto tonito irritante de severa institutriz tan diferente al usado con Aragonés, falsea la realidad. En cualquier caso, lo que Andalucía no quiere es una bilateral técnica sino política, al modo de Cataluña. Pero eso está reservado para el president de la Generalitat –con ministros, agenda y la firme determinación de hacer lo que haya que hacer– entre otras cosas para que éste sienta que se le conceden privilegios y trato de jefe de Estado. En nombre del diálogo, se le niega diálogo a los demás. Al parecer sólo es una virtud si se hace con Cataluña.

"Lo que queremos es que no haya privilegios para nadie", dijo Juanma Moreno contra lo obvio. De la visita queda un documento que podrá servir de guía para el agravio.

Ley de capitalidad

Miércoles 27. El alcalde de Sevilla anunció su deseo de llevar la demanda de la ley de capitalidad al Debate sobre el estado de la Ciudad para hacer retratarse a todos los grupos. Jugada inteligente. Esa es una vieja aspiración, con Monteseirín y con Zoido. Es verdad que existe en otras comunidades, aunque Antonio Muñoz haga una lectura obviamente a su favor de la casuística. Resulta innecesario aclarar que su propósito es reforzarse para competir, pero en Andalucía hay demasiadas asignaturas pendientes en muchas ciudades y áreas metropolitanas que también aspiran a competir mejor.  La ley de capitalidad generará tensión. Si bien Muñoz se apunta un tanto con la reivindicación, en el resto de Andalucía, también en año electoral, es dinamita. Y el PSOE no está para muchas más cargas explosivas. Sobre ese riesgo tuvieron Juanma Moreno y Juan Espadas una charla distendida en el Parlamento. La capital, por ser capital, acapara casi todos los servicios de la Junta y decenas de miles de funcionarios que pagan allí sus impuestos, lo que se ve ya como una ventaja, de modo que la idea es difícil de digerir fuera.

La sentencia de los ERE

Martes 26.- El Tribunal Supremo confirma la sentencia de la Audiencia de Sevilla sobre los ERE, salvo algunos flecos, y no rectifica las condenas de cárcel por malversación, aunque habrá dos votos particulares. Algunos se aferran a eso como si impugnase el fallo. La esperanza para Pepe Griñán es que un Tribunal Constitucional que tendrá una nueva mayoría más afín al Gobierno vuelque su propia jurisprudencia y no lo haga entrar en prisión ahora. Eso, o el indulto. Ha tenido muchas expresiones de solidaridad, y en muchos casos peligrosamente próximas a cuestionar la Justicia. Incluso el presidente del Gobierno, pisando las líneas rojas, ha puesto en duda que sea justa esa condena judicial sobre unos hechos delictivos que tres instancias consideran probados.  Y esto ha sucedido no sólo desde la política, sino desde el periodismo, con excesos indecorosos ante una sentencia de corrupción. Los ERE no fueron un robo a una escala sin precedentes, pero sí el mayor escándalo de clientelismo en España y quizá en la Europa contemporánea.

No se entiende tanta indulgencia ante un sistema de corrupción sistémica y sistemática. O sí se entiende en el caso del PSOE: en caída libre en los sondeos, tratan de frenar el descrédito y la sangría de votos con el relato de las buenas intenciones: “no se han llevado un euro”. Claro que no se ha juzgado que se llevasen un euro, sino el sistema clientelar delictivo. Es significativo cómo están desentendiéndose del resto de condenados, Vallejo, Martínez Aguayo, Viera... y se centran en Griñán, que es el único con el que podrían lograr tocar la fibra sensible de su electorado presentándolo como una víctima de la Justicia. Desacreditar el Estado de Derecho para salvar votos es una estrategia peligrosa.

Nuevo Gobierno

Lunes 25.- La imagen de Juanma Moreno anunciando el nuevo Gobierno hablaba más de la realidad de la política que la imponente escenografía de la toma de posesión con la aureola del éxito en la corte de San Telmo. El presidente no ha ocultado que le han dado algunas calabazas: en la política se gana poco para los estándares de la alta gestión en la actividad privada y además se está expuesto a un desgaste a veces brutal, sin demasiada compensación. Casi nadie sale de ahí con su prestigio acrecentado. Se requiere mucha vocación y carácter. La rueda se retrasó, y se evidenció en el gesto de contrariedad, por el pinchazo imprevisto de un fichaje estrella; por añadidura a todo lo demás, las incompatibilidades estrechan mucho el margen para fichar. Aquí no hay palancas. La política, en fin, para los políticos. Y este parece un Gobierno, aunque con independientes, más político.

De momento ha habido más polémica por la estructura que por los nombres. Claro que esto es inevitable más allá de algún error, ya rectificado, como Igualdad. Siempre habrá quien defienda que Agua debe estar con Agricultura o con Medio Ambiente, o que Cultura no debe estar con Turismo como tampoco con Educación, pero también habría debate si se creara una consejería más para Cultura. Son debates, en todo caso, que no van más allá del periodismo político. A los ciudadanos esto les importa una higa. Los Gobierno también se juzgan por los resultados, no por las intenciones.