PP, entre los rebujitos y el Principio de Realidad

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El PP tiene un problema con el Principio de Realidad. Por supuesto, siempre hay que disculpar los excesos en la semana de Feria. Se te va la mano con el rebujito y se pueden decir cosas como las oídas esta semana. Sus dirigentes necesitan más sobriedad para recuperar el pulso y, sobre todo, reubicarse en la realidad. Sin ir más lejos, Moreno ha dicho estos días que el PP podrá equivocarse, pero "luego nos buscan" para solucionar los problemas provocados por la izquierda ineficaz. A ver, volvamos por un momento a la Realidad: hace pocos días, los ciudadanos les han dejado claro que no buscan al PP, y de hecho lo han hundido a una cota catastrófica, hasta cuestionarse su hegemonía en la derecha; y el 2 de diciembre, en Andalucía, tampoco se buscó al PP, partido que perdió el 25% de sus votos, aunque una carambola les dio el poder: el castigo al susanismo, con una desactivación del voto sanchista; el castigo al PSOE por Cataluña, lo que explica que irrumpiese también Vox; y el desastre de Podemos con IU. Esa carambola excepcional puso al PP en la Presidencia. Pero de momento aquí no se ve a nadie buscar al PP por ser el PP. Y el hundimiento de la izquierda, prolongado en un estado depresivo como oposición, no es un éxito que puedan anotarse. En fin, creerse los reyes del Mambo resulta, digamos, chusco. Pero da la impresión de que Juanma, con la púrpura del poder, ha perdido la perspectiva de la Realidad.

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A propósito del Principio de Realidad, o del Mal del Rebujito, esta semana Loles López, guardiana del mensaje oficial del PP en Andalucía, sostenía que el descenso del paro en la comunidad se debe no a la Semana Santa, sino que es "consecuencia de las medidas del Gobierno de Juanma Moreno". En definitiva, sostiene López, "saber gestionar y crear confianza" es lo que ha creado miles de empleos. Qué cosas. De hecho, ha explicado la señora López, "antes había un Gobierno del PSOE que su obsesión era el despilfarro" –ojo, no es que despilfarrasen por torpeza o por desidia, sino que era una obsesión, despilfarrar compulsivamente a calzón quitado…–, pero "ahora hay un Gobierno, que preside Juanma Moreno, cuya preocupación es la creación de empleo, la bajada de impuestos y el apoyo a los autónomos y pymes". Superjuanma está ya, parece ser, en el Olimpo de Marvel. Es más, dan ganas de reclamar, pero a la voz de ya, la canonización de Moreno (¡Santo súbito!), un verdadero ángel providencial frente a los demonios obsesionados con hacer daño del infierno de la izquierda. En fin, el Mal del Rebujito, el Principio de Realidad… el peligro del ridículo.

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El PP sigue celebrando los 100 primeros días, muchos días después, como si hubieran ganado la etapa reina del Tour. Parecen no entender que sólo es una meta volante, simbólica pero insustancial. Celebrar los 100 días como Alpe d’Huez, o como si hubieran coronado un 8.000, resulta chusco incluso para la sociedad del espectáculo. Más allá del eslogan de que "el Gobierno del cambio ha hecho más por Andalucía en estos 100 días que el PSOE en 37 años" –lo del Mal del Rebujito ya se queda corto para justificar una pamema de esa entidad–, hay un abuso de la propaganda que puede acabar siendo estomagante. Por supuesto, es lógico que presuman de lo hecho; y han hecho muchas cosas bien, aunque lejos de cumplir sus 21 medidas (activar procedimientos no es cumplir, en vigor sólo hay seis). Sí que han sabido levantar alfombras para mostrar basuras ocultas de sus predecesores; aunque al final hay mucho ruido con los chiringuitos en su mayoría inactivos y pocas nueces porque no hay despidos y ajustes reales para la elefantiasis de la Junta. Eso sí, lo que más y mejor han hecho son vídeos. De seguir así, Juanma va a poder competir con El Rubius como youtuber. Y de hecho han sacado un vídeo de los 100 días, claro, en el que salen todos, PP y Cs, contando ellos naturalmente el gran trabajo que han hecho ellos. Ese vídeo, que se podría llamar Amigos para Siempre, parece tratar de ofrecer una imagen de unidad, incluso de camaradería, mientras sus respectivos jefes, Casado y Rivera, se tiran los trastos a la cabeza envenenando la relación PP-Cs. De momento, se impone la partitura de los 100 días de gloria. Eso sí, superado el hito, y ya sin los riesgos de los rebujitos en la Feria, deberían ir considerando reinstalarse en el Principio de Realidad. Una legislatura no son 100 sino 1.461 días… salvo que teman que en el futuro haya menos que celebrar.

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