Crónica de un día

Fran Barquilla

fbarquilla@grupojoly.com

Quo vadis, Covid?

Los periodistas, como los científicos, nos preguntamos cómo evolucionará el covid-19, sobre todo ahora que estrenamos nueva fase y recomendaciones para la Semana Santa

Desde ya, la pandemia ha entrado en una nueva fase en la que los positivos asintomáticos o leves no tendrán que hacer cuarentena. ¿Recuerdas cuando no nos dejaban salir del municipio? Porque del confinamiento en casa seguro que no nos olvidaremos. Ay, quousque tandem abutere, Covilito, patientia nostra? Y, siguiendo con los latinajos, la pregunta ahora es… Quo vadis, Sars-CoV2?

¿Te irás? ¿Empeorarás en una séptima ola? ¿Te desvanecerás en nuestra memoria? ¿Serás un virus estacional como la gripe? Cuántas preguntas y qué pocas certezas.

Vamos superando fases, como en un videojuego de tintes apocalípticos. Hemos pasado por la variante ómicron que muchos se aventuraron a ver como el principio del fin de la pandemia al ser más infecciosa, más resistente a las vacunas, pero con menos letalidad que la cepa original de Wuhan.

Los virus, como todos los seres vivos, tienen un objetivo principal: mejorar su propagación. Los virus que causen más infecciones tendrán más éxito. Por lo que no le conviene matar. El covid tiene que seguir aprendiendo a ser cada vez más contagioso y ha ido por el buen camino en estos dos años que hace que lo conocemos. No se sabe cuándo alcanzará su punto máximo de transmisibilidad, pero pasar pasará. ¿Será ahora que se relajan las medidas y las cuarentenas, que parece que tímidamente vuelve la vida antes del covid (A.C)?

Justo se han presentado en Andalucía las recomendaciones de cara a la Semana Santa. En la nota, aconsejan no acudir si está en aislamiento por positividad a prueba de Covid-19 (¡¡pero si ya no hay aislamiento!!) y mantener el uso de la mascarilla en los desplazamientos en transporte público o compartiendo vehículo con no convivientes. Nihil novum sub sole. De la distancia personal ya hablamos en la salida de la Macarena, que vendrá a ser más o menos la misma que en el último traslado de la Esperanza de Triana.

Si aumentan los contagios no nos enteraremos porque desde ahora tampoco se informará del número de casos como hasta ahora, casi con minuto y resultado.

Es imposible, dicen los expertos, saber si las variantes futuras tendrán saltos evolutivos tan grandes como los de ómicron o cambios escalonados más típicos, pero lo que parece seguro es que seguirá evolucionando para escapar de la inmunidad.

Como dicen los científicos, el escape inmunológico es una carrera armamentista evolutiva sin fin. Pero para eso se actualizan vacunas como las de la gripe, para servir de escudo.

¿Cuál es pues la perspectiva científica? No parece una predicción fácil: la evolución natural selecciona virus que se propagan bien, pero que la gravedad de la enfermedad aumente o disminuya es principalmente una cuestión de suerte.

Sí se sabe que la inmunidad reduce la gravedad de la enfermedad incluso cuando no bloquea por completo las infecciones y la propagación. Así, las vacunas actualizadas o mejoradas y otras medidas que retrasan la transmisión siguen siendo nuestras mejores estrategias para manejar un futuro evolutivo incierto.

¿Quitar mascarillas y cuarentenas? No parece el mejor camino, al menos de momento. A este paso, a la pregunta “Quo vadis, Covid?”, vamos a tener que responder como Jesús: “Romam vado iterum crucifigi”.

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