Pisando área

Jesús Alba

jalba@diariodesevilla.es

Vivan los centrales mancos, como Sergio Ramos

La semana en el fútbol español fue completita; sólo faltaba la broma del señorito andaluz

Completita la semana que nos hemos marcado en el fútbol español, en el que empiezan a cotizarse a precio de oro los centrales mancos, una especie que cobra fama en el mercado por su increíble capacidad para saltar sin equilibrarse, despejar y no caer de bruces y caer sin apoyarse en el suelo. Los responsables de los departamentos de metodología de las grandes canteras deberían de ir ganando terreno a la moda hueca de la inteligencia artificial e ir diseñando tareas de entrenamiento que enseñen a los chiquillos a defender con las manos atadas a la espalda. Habrá más tiritas para caras y pechos pero se ganarán más partidos. Con los extremos pasará igual, aprenderán a ejecutar el balonazo sin control a media altura que hoy es el Santo Grial del fútbol en vez de acariciar el balón y buscar ese centro ideal que acuñó Míchel con música a la cabeza del nueve. La finta de Joaquín y el centro de Jarni serán acciones de arqueología futbolística, un antepasado cromañónico de ese balonazo sin control que con suerte impactará en algún antebrazo y, si no, quedará en una pelota suelta por algún rechace con el que, por cierto, la Real Academia de la Lengua demuestra entender más de fútbol que algunos acuñadores de palabrosdesde la falsa atalaya que les otorga una goma espuma decorada con un logo televisivo. Rechazo es otra cosa. Lo que siente el aficionado que paga una suscripción a una plataforma, por ejemplo.

Y si el escándalo acuñado con los apellidos de Enríquez y Negreira no era suficiente, apareció en el redondel de circo el señorito andaluz. Luis de la Fuente se convirtió al parecer en el primer seleccionador de la historia que llamó a un jugador que lleva dos años sin vestir la camiseta nacional para decirle que no lo va a convocar. Claro, es lo normal. Los llama a todos. Igual de normal como que en los audios de Rubiales saliese pidiendo una intermediación para que lo llevase a los Juegos. Lo mismo se ofrece para amputarse los brazos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios