La batalla
El arranque condicionó el partido
Muy pronto se desveló la incógnita, esa que auspiciaba una tregua en la historia de estos choques entre béticos y colchoneros. No más empezar, Giuliano agarraba una volea monumental y sobre la campana era Baena el que propiciaba que al descanso estuviera confirmado que la historia continuaba. Todo resuelto al intermedio sin que la superioridad del ganador fuese evidente, pero los esfuerzos del Betis en la continuación no lograron inquietar seriamente al Atlético de Madrid.
La mejoría era evidente y con el concurso de Lo Celso en vez de Marc Roca aumentaban los argumentos en ataque. También contribuyó al asedio que el Atlético apostaba más por guardar la ropa que por salir nadando a campo abierto. Todo se libraba en las inmediaciones del área colchonera, pero no se pasaba de ahí. Un par de intervenciones de Oblak fue la dinamita mostrada además de un libre directo de Abde al larguero.
El muy tempranero gol de Giuliano fue un condicionante indudable para que todo le discurriera a favor de corriente. Sin duda, con Lo Celso mejoró el juego, pero la falta de contundencia en las áreas condicionó el pleito. Está claro que lo peor que le puede pasar al Betis durante cualquier curso es enfrentarse al equipo de Diego Pablo Simeone. Pero borrón y cuenta nueva, que queda mucho por delante y las esperanzas son tan fundadas que no cabe sitio para la desilusión. Anoche, todo empezó demasiado pronto.
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