Infamia a perpetuidad

Del vamos a llevarnos bien se pasó al vamos a llevarnos todo lo que podamos, ya grabado a fuego en las señas de identidad de este pobre país aún llamado España. La capacidad de sorpresa debería haberse agotado tiempo ha, pero son tan ingeniosos estos mandarines que continúa indemne dicha capacidad. Renovada desayuno tras desayuno con su sapo reglamentario un día sí y otro también, estamos dejando de sorprendernos a la vez que una nueva fechoría al descubierto hace que no creamos en nada de lo que nos dicen. Es un mandarinato el que sufrimos que se antoja surrealista en su tremenda capacidad delictiva. ¿Cómo pasará a la historia el régimen gubernamental que padecemos? No se sabe hasta qué punto la historia lo condenará, pero lo que no podrá es curarnos de este tiempo de escalada delictiva a la que no se le ve el final. Eso es lo peor de todo, pues en condiciones de normalidad esto llevaría años bajo tierra y no tendríamos la sensación de que se perpetúa sin que nadie ponga pies en pared.