
ANÁLISIS
Rafael Salgueiro
La consulta de la OPA o el comodín del público
Poco a poco, la ROSS va intentando restañar las heridas provocadas en su programación tanto por las dificultades financieras arrastradas de años anteriores como por las consecuencias de las decisiones laborales de sus músicos en el reciente pasado. Así, parece que se recupera el ritmo perdido de la programación de las sinfonías de Gustav Mahler con la programación en su ciclo de abono de las sinfonías nº 2, 5 y 6. Con la primera de ellas vuelve la ROSS a los grandes programas sinfónico-corales que tanto echamos de menos en los últimos años, algo confirmado con la interpretación también en otro programa de la magnífica sinfonía nº 2 de Felix Mendelssohn. Eso sí, aún seguimos esperando la octava, la De los mil, de las sinfonías mahlerianas, una de las deudas históricas de nuestra orquesta.
La programación diseñada por Lucas Macías adolece de la repetición de muchas obras escuchadas recientemente en el Teatro de la Maestranza. Ya ni nos acordamos de cuántas veces ha sonado allí el Concierto de Aranjuez, como si no hubiese otras obras para guitarra y orquesta en el repertorio. O El amor brujo y El sombrero de tres picos de Falla. O el Bolero y Ma mère l’Oye de Ravel. Y así una importante parte de las obras de los programas de abono, sobradamente conocidas del aficionado en detrimento de otras que aún esperan ser convocadas en los atriles de la ROSS. Así, por ejemplo, repetir Unanswered question de Charles Ives cuando aún nos resultan inéditas sus sinfonías es una pérdida de oportunidad de ampliar el panorama. Y no hablemos de las sinfonías de Sibelius o de Shostakovich que aún no han sonado en Sevilla o lo hicieron ya en tiempos inmemoriales. O la ausencia completa del sinfonismo español del primer tercio del siglo XX, el de esa Generación de la República que tantos y tan buenos frutos musicales dio y que aquí aún pareciera permanecer en el exilio.
Nuestra orquesta se mantiene años tras años inaccesible al repertorio del Clasicismo e incluso del Barroco. Muchas orquestas, incluidas las españolas, han adoptado la sana costumbre de invitar periódicamente, cuando no de nombrar directores invitados, a reconocidos especialistas en la interpretación históricamente informada para limpiar su sonido y habituarse a un tipo de articulación y fraseo diferente al del Romanticismo. Y no para competir con los conjuntos historicistas, sino para ganar en flexibilidad, transparencia, agilidad y tantas cosas que suponen la más eficaz gimnasia orquestal posible.
A preguntas de quien subscribe, el gerente de la ROSS no supo aclarar la resolución de uno de los principales problemas de la programación de abono, el de la erraticidad de la cadencia de sus conciertos, con grandes vacíos de más de un mes seguidos de acumulación de conciertos y de su prolongación hasta fechas poco propicias en julio. Hablamos de la compleja convivencia con el Teatro de la Maestranza, con su programación de ópera, zarzuela y ballet que requiere de la participación de la ROSS y que le impide desarrollar de forma paralela su abono de conciertos. Pero no todo es responsabilidad del teatro, porque una mejor organización del trabajo de los músicos, una más cuidada programación del repertorio y un poco de flexibilidad laboral de su parte ayudaría y mucho para poder compatibilizar el tocar en el foso y dar conciertos sinfónicos, como hacen tantas y tantas orquestas fuera de España.
Nadie se acordó en la presentación del Ciclo de Cámara que ofrece doce conciertos dominicales en el Espacio Turina y que tanto sirve para que los músicos nos muestren su faceta más íntima y recogida, la que más permite valorar las capacidades expresivas de un intérprete. Todas las secciones de la ROSS tendrán ocasión de combinarse en diferentes agrupaciones de cámara a lo largo de esta temporada. No encuentro mejor manera de pasar una mañana de domingo. Créanme.
También te puede interesar