El fútbol está lleno de frases huecas, de brindis al sol, de alegrarle la mañana a los aficionados de unos colores determinados. Nadie está a salvo de caer en ese tipo de tentaciones, y Joaquín Caparrós, probablemente, menos que otros. El utrerano, en su afán por insuflar un día ánimos a su tropa, dijo públicamente que "el Sevilla tiene la mejor plantilla de la Liga".

Muy iluso debería ser el ya nuevo entrenador del Sevilla para creerse semejante discurso, para no valorar siquiera a un elenco que dispone de Lionel Messi en sus filas y de muchos otros astros que se visten dos veces a la semana de azulgrana en los partidos oficiales. Así que no cabe pensar que lo dijera absolutamente en serio. El problema, sin embargo, llega cuando trascienden algunas opiniones de Caparrós de puertas para dentro a la hora de argumentar sus decisiones como director deportivo. Y ahí, sin micrófonos, también argumentaba para censurar el trabajo de Machín que la plantilla estaba muy por encima y que tenía un nivel para jugar en la Liga de Campeones cuando arranque el próximo mes de septiembre.

Caparrós, al menos, fue consecuente con esas afirmaciones internas durante la rueda de prensa que ofreció junto a José Castro y también pregonó sin tapujos que el Sevilla debe pelear por meterse en esa Champions, llenándosele la boca a la hora de hablar de semejante objetivo.

En sus manos está a partir de ahora, restan nada menos que 11 jornadas hasta el final del campeonato liguero, prácticamente el último tercio como le gustaba pregonar al sabio Luis Aragonés. Y es donde hay que ver el trabajo de Caparrós ahora como entrenador. Machín ha sido destituido dejando al equipo colocado, en disposición de pelear cuando menos por ese objetivo. Es el sexto, sólo tiene por delante a Getafe y Alavés, así que ahora es cuando hay que ver qué hace Caparrós con "la mejor plantilla de la Liga".